sábado, 27 de abril de 2024

§ 3.379. Dies irae (Carl Theodor Dreyer, 1943)

 

El sentimiento religioso inspira toda la obra de Dreyer. La culpa, los remordimientos, el pecado, la expiación. No es que sea una película oscura, porque no lo es. Es que es de temática cerrada, interior, del yo. Ortega y Gasset decía que la filosofía alemana era la filosofía del yo, mientras que la meridional era la del tú. Pues bien, esta es una película introspectiva, reflexiva, del yo, de la vida interior. Pero también lo es de la mentira, del encubrimiento, de la delación, de la religión y sus excesos. La brujería y sus insidias y sus maledicencias.
La preeminencia de la religión en la vida social y política. La hoguera como método de expiación.
El tratamiento de la luz es extraordinario, las sombras, las luces, los claros y la expresividad de los rostros es peculiar, propio, suyo, característico. Puedes ver un fotograma de Ordet, o de Gertrud y reconocer a Dreyer.
La noche oscura del alma retratada desde el prisma de uno de sus protagonistas. El estilismo tranquilo, neutro, pausado, sereno como vehículo para contar una historia cruenta, salvaje e inhumana.
Las películas de Dreyer son inolvidables. Hay que verlas con una cierta predisposición a contemplar una obra de arte, a disfrutar de un evento artístico. No se puede ver para entretenerse, hay que verla para aprender. Es un cine difícil, berroqueño, rocoso, pétreo, cerrado, introspectivo. 
Me ha encantado.

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