Tercera cinta que veo de Haneke. Un director muy valorado, tanto por el público como por la crítica. Esta cinta en concreto está muy valorada, ganó muchos premios y recibió halagos y críticas muy positivas.
Es una historia perturbada, corrosiva y lacerante, que impacta y castiga el intelecto y la memoria desde un formato ortodoxo e impecablemente. Lenta y pausada, muestra los miedos y sofocos colectivos frente al infortunio y los ataques de enemigos interiores.
7,2 en Filmaffinity; 8,2 en Letterboxd, y 7,8 en IMDb. Una nota altísima, y además unánime en diferentes plataformas. Necesariamente es una buena señal. El volumen de críticas que ha recibido la cinta en Filmaffinity, por ejemplo, es notable, más de 350 reseñas de usuarios. Muchos 10, pero también muchos 1. No deja indiferente. Y eso también es una buena señal.
No me parece una obra tan notable. Tiene indudablemente interés, pero no me parece una cinta memorable, de esas que dejan boquiabiertos a los espectadores. Al menos no a mí.
Pretender ver una reflexión sobre el nazismo en los acontecimientos que narran la película es verdaderamente sorprendente. Por mucho que juegue con esa idea, que haya jugado mientras veía la película, no soy capaz de encontrarle la hilaron.
Desde luego una película es un juego intelectual, pero no puede ser sólo eso, no puede consistir en una especie de ensayo fílmico. La lectura sí soporta es estilo, pero el cine como tal no casa bien con ese tipo de pretensiones. O es un documental, real o de ficción, o es una película. Hay muy buenas películas que suscitan sentimientos variados, reflexiones y preguntas, pero no me gusta el cine que juega tanto con el espectador como para no saber qué está ocurriendo. Y aquí hay algo que ocurre, pero el director no lo muestra, deja que el espectador lo descubra por sí mismo, dando lugar a varias interpretaciones divergentes sobre un mismo hecho o suceso.
Desde ese punto de vista, la cinta no me agrada.
La historia que cuenta tampoco es verdaderamente subyugante. Las cosas que pasan, ocurren, acontecen, son de la vida cotidiana, y su engarce con la realidad es difícil y complejo. Porque no consigue suscitar emociones, sino solo reflexiones. Tampoco me gusta desde ese punto de vista.
Desde luego hay una reflexión sobre
la estricta educación protestante y su influencia en la conformación del individuo y de la sociedad, pero no creo que la pretensión del director discurra por ese camino.
También puede verse como una reflexión sobre los estamentos sociales y su influencia en la conformación de la sociedad. O incluso sobre el valor del trabajo, pero tampoco creo que vaya por ahí. No pretende un fresco de una sociedad en un momento concreto, tampoco una idealización de ella, ni la exposición de un modelo a seguir. Ni es real, ni es ideal.
A mi modestísimo juicio, le falta conexión ente los acontecimientos. Puedes presentar hechos y circunstancias de manera aislada pero a condición de que con posterioridad se engarcen de alguna manera. Y eso no ocurre, o no ocurre como a mí me gustaría que ocurriese, de una manera ortodoxa y lineal. Es cierto que a medida que avanza se van ensamblando las piezas, pero no me parece tan correctamente engarzadas.
Hay algo perturbador en todo el cine de Haneke. Insatisfacción, malignidad, cohibición, sospecha, recelo y brutalidad. No es, ni mucho menos, un director que lo encumbre al Olimpo de los mejores.
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