La presencia de Brando siempre es espectacular. Mitad mito, mitad leyenda, algo de actor, mucho glamour.
Pero esta película está falta de ritmo, de tempo, de conseguir su propio mecanismo de funcionamiento interno. Te ingrata y funciona como un thriller, pero no he sido capaz de entrar totalmente en ella. Los primeros minutos no hay diálogo, sólo imágenes, aunque te queda muy claro cuál es el propósito del director.
Es interesante y funciona por momentos. A veces pierdes el interés, porque el director se detiene en contarnos cosas que no interesante. Más que cosas que no interesan, lo cuentan de forma que no interesa, planos y escenas mal traídas o mal elegidas, que no encajan en la trama, o que no están bien elegidas. Tengo una sensación peculiar. Sirven esas escenas, pero no en se orden, no de esa manera. Hay momentos en que funcionan con planos rápidos y con una sucesión encadenada de planos de posos segundos, y otras en que los planos son más largos y cadenciosos. Seguro que tiene una explicación, pero no se la encuentro. Quizá sea el montaje, quizá el diseño de la trama, quizá es que no es una grandísima película. Sin más.
Se deja ver y tener a Brando siempre es interesante, porque es un gran actor y por el mito que le rodea.
Es curiosa la escena en la que la chica esnifa cocaína. Algo ahora común en algunas películas, pero no tanto en 1969.
No hay comentarios:
Publicar un comentario