domingo, 30 de junio de 2024

§ 3.460. Mil sexos tiene la noche (Jesús Franco, 1984)

Intentaré ver todas las películas de Franco, aunque sean centenas, literalmente. Mas de cien, en cualquier caso.
Me ha llamado la atención que, como en otras películas, el protagonista siempre está leyendo un libro singular o peculiar. En este caso el "Necronómicon", un libro de satanismo o algo similar. Es descrito como un libro de saberes arcanos y magia ritual, cuya lectura provoca la locura y la muerte. En los cuentos de Lovecraft y sus continuadores aparece como un registro de fórmulas olvidadas que permiten contactar con unas entidades sobrenaturales de un inmenso poder. Se dice que su lectura provoca la locura y la muerte.
La película es mala de solemnidad. Carece de pies y no tiene cabeza. Todo gira en torno a una medium y sus visiones. Pero no se sabe con certeza -quizá eso sea lo querido por el director- si a veces estas en sus sueños, en sus visiones, en su realidad, si la visión del director es la de la protagonista, o cómo va la cosa.
Tiene ese punto de no saber qué va a ocurrir, y eso te mantiene alerta y atento. Pero no es ni siquiera de las de rango medio de Franco, que ya de por sí son 'malillas'. Es, sencillamente, mala. La imaginación del delirium tremens en versión erótico festiva musical. 
Me han gustado, más por nostalgia que por otra cosa, los muebles de los años setenta que aparecen en los decorados.
De los dos grandes fases en que pudiéramos dividir la carrera de Franco, los primeros años, de principios de los sesenta, más o menos, hasta mediados de los setenta, las ideas fluyen y quiere tener voz propia, con cosas de 'Fantaterror', es cierto, pero muy creativas, en la línea de otros autores: Ossorio, Naschy, Aured, etc. Luego se desparrama en película semipornográficas, eróticas pero de mala condición, ausentes de gracia, pensadas como tributo a su mujer, que sale en todas desnuda y como protagonista de perversiones sexuales, más o menos comunes.
No tiene, por ejemplo, la soltura y la creatividad de De la Iglesia, un directorazo verdaderamente notable, con hondura y profundidad, magistral en su retorcimiento y en sus obsesiones.
Una película más de la saga de las infumables de Franco.

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§ 3.462. Alma perdida (Dino Risi, 1977)

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