Las películas sobre drogas y mexicanos me aburren. Esta en realidad no va sobre esto, va sobre otra cosa, sobre la codicia humana. Sobre la posibilidad de pactar con el mal, aunque sea una sola vez, aunque sea con un propósito bueno, o no con uno malo.
Scott domina el lenguaje cinematográfico, no cabe ninguna duda. El tempo, la trama, los diálogos, el propio guión, especialmente bueno, las interpretaciones. Todo está narrado, contado y pautado con gran maestría, con verdadera maestría. Hasta muy entrada la película no sabes cuál es el papel de cada cual en la cinta, no controlas los roles con los que moverte a lo largo de su desarrollo.
Me ha llamado mucho la atención dos personajes. Fassbender, que lo hace realmente muy bien y Cruz. Tengo aversión por Penélope, me cae muy mal. No creo que sea ni siguiera una actriz media. No la soporto. Es más, los años que ha sido imagen de Loewe mi mujer dejó de comprar bolsos de esa marca. Pero en este caso he de reconocer que aun siendo un papel muy pequeño lo hace muy bien. Muy medida, en su justo punto, muy fresca y ágil.
Lo de Bardem es directamente un escándalo. La forma de moverse cómo se inclina, cómo le queda la ropa, tan estrafalaria como la que más. Cómo habla, los dejes de la voz, la entonación (que se traduce a sí mismo). El miedo que siente cuando van a matarle. Es un gran actor.
Scott ya no es el que era. Quiero decir que no es ese director tan dominante creador de estéticas propias. Los duelistas, Alien el octavo pasajero y Balde Runer son tres obras maestras, sus tres primeras películas. Alguna más luego es muy noticiable: Thelma y Louis, 1492: la conquista del paraíso... luego alguna medianía, y Luego American Gánster, que es muy buena. No tanto la Red de Mentiras, y ahora dicen que Marte vuelve a ser muy buena.
Un director muy solvente, muy sólido, del que siempre es agradable ver una película, incluso las que no me gustan mucho.