jueves, 4 de febrero de 2021

§ 2.284. La llave de Sarah (Gilles Paquet-Brenner, 2010)

Un tema difícil: la participación de los franceses en la deportación de judíos colaborando con el régimen nazi. 76 judíos franceses fueron deportados con la colaboración del Estado Francés. El Presidente de la República en un discurso en 1995 hace acto de contrición y pide perdón públicamente por esa participación infame.
Los encarcelaron por días en un velódromo en París para luego deportarlas hacia los campos de la muerte. Una colaboración que pretende sacar a la luz una periodista americana casada con un arquitecto francés que heredado una casa de su madre. Los padres del arquitecto se mudaron a esa casa en octubre de 1942, días después de que fueran expulsados de la misma un matrimonio con una niña llamada Sarah que escondió a su hermano en un armario antes de ser secuestrada por la policía. Esta niña guarda la llave del armario, de ahí el nombre de la película. Se escapó del campo de concentración francés y fue acogida por una familia de campesinos que la ayuda a llegar a su casa de París, donde había encerrado al hermano en un armario.
La estructura narrativas paralela de dos historias es el camino narrativo elegido por el director: la de la niña Sarah con su llave y la de los padres del marido de la periodista. Confluyen en la hora de película exactamente, cuando el padre del arquitecto, el suegro de la periodista le cuenta cuándo llegó la niña y qué pasó cuando abrió el armario: que apareció el niño muerto, en descomposición.
Sarah es llevada con sus padres adoptivos, mientras que el padre del suegro de la periodista entrega un cheque cada mes a los padres campesinos de Sarah. 
Los últimos 45 minutos, la segunda parte, se dedica a seguir el rastro de la niña, que apareció en América.
El director para mi es absolutamente desconocido. El casting es el siguiente: Kristin Scott Thomas es la estrella de la producción, en un papel un poco plano, no parece que encaje del todo. El resto es flojito: Mélusine Mayance, Niels Arestrup, Frédéric Pierrot, Aidan Quinn, y Gisèle Casadesus,

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