domingo, 15 de marzo de 2020

§ 1.851. Luz en el alma (Robert Siodmak, 1944)

Le cuesta entrar en materia, pero cuando lo logra lo consigue. 
No es muy usual rodar escenas de misas, pero esta es conmovedora. Y es la razón que explica la confesión de la muchacha al militar desconocido.
Del director no voy a decir nada más aquí, es uno de mis favoritos.
El guión es de Herman J. Mankiewicz, casi nada, sobre una novela de W. Somerset Maugham, uno de mis escritores favoritos. Es evidente que la película tenía que ser un éxito.
Historia de cine negro, recuerdos, culpas, adicciones. Narrada con pulso, con un metraje adecuado, narra la confesión de una cantante de cabaret a un militar la nochebuena de 1940 y algo... A él le ha dejado de novia prácticamente en el altar, de camino a casa una tormenta hace que tenga que desviarse su vuelo, aterrizando en otra ciudad. Allí un periodista que le ve en el hotel le lleva a un cabaret, con pinta de prostíbulo en el que conoce a una chica. Entre ellos entablan una cierta amistad, en la que ella le cuenta cómo su marido asesinó hace años a un corredor de apuestas, y él participa de la conversación sin intervenir demasiado ni contar sus propios problemas. Narra con delicadeza el comienzo del noviazgo y del matrimonio de la chica. Es algo edulcorada, almibarada, al centrarse tanto en la historia de amor pierde entidad la conversación con el militar y los aspectos más negros de la historia, quedándose a medio camino entre un melodrama, una historia de  amor y un relato de cine negro.
Adicciones, celos, complejo de edipo, muchas cosas para 90 minutos.
El reparto: Gene Kelly, en una de sus primeras películas, Deanna Durbin, que es una actriz que veo por primera vez, cantante y actriz que intervino en películas de los treinta y los cuarenta que tenía facilidades para cantar, pues era soprano. Se cuenta que Winston Churchill y Benito Mussolini fueron admiradores suyos, y también que Anna Frank tenía una foto suya colgada en la pared del escondite en el que intentaba escapar de los nazis. Es la primera cinta suya que veo, y si es cierto que tiene esa cara dulce, almibarada, redonda de funciones suaves y enérgica mirada. Solo 21 películas y al parecer todas en la Universal, a la que estaba vinculada desde adolescente. Indiscutible estrella juvenil tuvo la desdicha de ser considerada una estrella juvenil. Abandonó pronto la meca del cine, casándose con un director francés, recluyéndose en Francia, en un pueblo cerca de París para no regresar jamás al cine, a pesar de tener multitud de ofertas.
El director rodó en 1944 estas cuatro películas: La dama desconocida (1944), La reina de Cobra (1944), Luz en el alma (1944) y El sospechoso (1944). Impresionante.

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