No es un director que haya visitado mucho. Sólo he visto suyo: El relojero de Saint-Paul (1973), 1280 almas (1981), Alrededor de la medianoche (1986), Capitán Conan (1996) y En el centro de la tormenta (2009). Y ninguna de ellas me ha parecido verdaderamente genial. Es un director 'oficioso', sabe hacer su trabajo, rueda con cánones clásicos, con un gran trabajo de producción, buenos guiones y música, e incluso contando historias interesantes. Pero no me ha llegado nunca al centro del corazón.
Seguramente sea un clásico de la modernidad, un referente del cine francés de los últimos años, pero no es un director que me fascine. Ni siquiera en las películas más atrevidas, de acción o de emociones desatadas, que no son frecuentes en él. Con todo no he visto sus mejores cosas, según la crítica, no he visto las que han cosechado más premios.
Esta es una historia tranquila, pausada, una reflexión sobre la vejez, el olvido, las costumbres y la necesidad de afecto de las personas. También sobre el arte, su trascendencia y la influencia de éste en la vida diaria. Tangencialmente puede verse como una reflexión de las relaciones entre padre e hijo.
No me ha gustado especialmente. Pero es que este tipo de películas no me agradan.
Sí me han gustado las reflexiones en off que realiza el personaje principal, verdaderamente corrosivas, aunque envueltas en una corrección formal y un dulce embálale que intenta hacer olvidar la profundidad de la crítica emocional.
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