Una de las últimas de Klimovsky, un director verdadermente prolífico, más de cincuenta películas.
Un policía de una ciudad italiana, Milán o Roma seguramente, se enfrenta a un caso difícil, y con la ayuda de su mujer intenta cerrarle el círculo.
Bien narrada, muy de la época, con un Naschy en plan estelar. Firma el guión, y es el protagonista. Interesante, pero algo insustancial.
La chica es Erika Blanc, una belleza de la época. Pelo largo y rojo, piel blanca, muy alta.
La cinta se deja ver, tiene gracia y es entretenida. Si se aprecia en su valía y se pone en contexto -música psicodélica, trajes de campana y hombreras, etc.- entretiene. No tiene dos visionarios, pero divierte.
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