Me gustan este tipo de películas, cine negro en estado puro. Tuttle es un buen ejemplo de directores de este género.
Duro, seco, al grano. Directo al corazón.
Llama la atención el color super "arrebatado" con el que está rodada la cinta. Muy subido la tintada de los rojos, los azules, incluso los blancos. Es probable que en Cinemascope, en una pantalla de quince metros cuadrados, se viera mejor, mucho mejor, pero en una televisión normal y corriente cómo la mía se ve raro. Es como si los píxeles del color no estuvieran suficientemente coloreados. Como si faltara textura y densidad en el calor.
Además una trama de cine negro a todo color es una rareza.
La trama es inteligente, los diálogos característicos de este tipo de cine suenan bien, los personajes están muy bien caracterizados y el resultado es bueno, bueno de verdad.
Inteligente, trabajada, y verdaderamente del género.
Las tramas y subtramas funcionan de manera complementarias de manera suave, la música acompaña, y Edwards G. Robinson es un verdadero monstruo del cine. Alan Ladd hace lo que puede a su lado, bien sin más, muy en el papel de hombre seco, amargado, cautivo de su sed de venganza, rudo pero con fondo tierno.
Joanne Dru tan guapa como siempre y Paul Stewart sereno, serio y formal.
Un muy buen resultado, que se une a Contratado para matar (1942) y a Suspense (1946), que son las otras dos que he visto del director.
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