martes, 12 de noviembre de 2024

§ 3.567. Bill, qué grande eres (John Ford, 1950)

 

Ese todo ligero, incluso de comedia de situación, no le pega a Ford. Me gusta el Ford trascendente, "pesadote", espeso, triste, con el que tienes que pensar... este tono divertido, casi de risa, por mementos intrascendente, nada serio, no me gusta. 
Obviamente está perfectamente bien rodada, mantiene el interés los 82 minutos que dura el metraje, entran y salen personajes con verdadera naturalidad y maestría, la música acompaña perfectamente (¿Cuándo no en Ford?) e interesa ser vista. Pero no es un "gran" Ford.
Tiene un mérito indudable. Te mete en el asunto marcial hasta la emoción. Y, como en tantas películas de Ford, terminas llevándote hasta la lágrima. Es una emoción profunda y sincera, racial y verdadera. Auténtica. 
El soldado, la novia, el honor, la forja del destino, la tragedia inevitable, la superación del hombre común en circunstancias excepcionales. Lo de siempre en Ford. El cineasta por excelencia. El iracundo bebedor mucho más sensible de lo que su coraza dejaba aparentar. Estudioso de cuadros y fotografías, crítico despiadado, incluso de sí mismo, y hombre contradictorio amigo de sus amigos y preocupado en 'pagar las facturas'.
Me encanta Ford. Qué se le va a hacer...!!!

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