jueves, 4 de octubre de 2018

§ 1.429. FORD, John. El joven Lincoln (1939)


   La capacidad de Ford para rodar la cotidianidad es extraordinaria. Es de una sencillez extraordinaria, una simpleza en los tratamientos de las cuestiones técnicas, sin abarracas, sin frivolidades, sin saltos circenses, sin tonterías...
   Los diálogos, las tomas, la lentitud de los planos, los traveling que parece que no lo son. La normalidad en lo que hace, la reducción de su cine a lo esencial, una reducción minimalista de todo aquello que no sea necesario, que no tenga su función. Nada sobra, nada falta, nada se echa de menos ni de más. Es como quiere que sea.
   Los personajes femeninos no son decorativos, no forman parte del paisaje, tienen su propia idiosincrasia, su corporeidad, su propia personalidad, pero en este cinta no hay mucho de eso. 
   El juicio por el que se convierte en un abogado prestigioso, o al menos conocido, ocupa una buena parte de la cinta. Como dice el Juez: "ese es un juicio justo, con jurados, antes de ahorcarles".
   Me gusta Henry Fonda, le da una calma discreta al personaje, una sensación de honradez que demuestra superioridad, mesura, criterio, templanza, probablemente como el auténtico personaje histórico. Además está muy bien caracterizado, se parece realmente al auténtico.
   Me parece una película digna, muy bien hecha, como todas las de Ford, pero que no está a la altura de sus mejores cintas.

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