lunes, 2 de septiembre de 2024

§ 3.484. Mi hija Hildegart (Fernando Fernán Gómez, 1977)





 

Siempre me ha gustado esta historia. La he oído en podcat, he leído el libro de Almudena Grandes, y me ha llamado mucho la atención. Es como una especie de muerte oficiosa de la pedagogía de izquierdas, la asunción de la posibilidad de redimir al ser humano a través del estudio, la dedicación y el trabajo constante. Un desquicie. En toda regla, en una sola palabra.
El relato que hace Fernán Gómez es sobrio, sereno, tranquilo, sin estridencias, sin efectos circenses, sin bobadas. Directo al grano, sin pausa pero sin prisa. Nada artificioso, todo muy natural. Pero se hace un poco pesada, densa, clara en su exposición pero oscura en su desarrollo.
Me ha gustado mucho, naturalmente, Amparo Soler Leal, probablemente uno de los papeles de su vida. Carmen Roldán funciona, pero no sé qué le veo que no la encajo del todo. Es un papel difícil, claro. Carece de prototipos y, además, no es sencillo emular el modelo original.
Le sobran veinte minutos. Es una película de hora y media. Punto. Sin más.
Tengo que ver más cosas de Fernán Gómez, un gran cineasta. Mi padre dice que también escribe muy bien, que domina el relato de manera magistral, así como el tiempo y el modo de la novela.

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