Película oscura, cerrada, encerrada en sí misma. Clásica y a la vez revolucionaria. Clásica en la estética y en cómo aborda visualmente las tramas y los problemas. Un singular estilo gótico, con contraplanos y planos picados, música ambiental muy preponderante y una bruma de tristeza y pesadumbre en toda la cinta. Revolucionaria por la temática que aborda, la pérdida de memoria, los traumas de la guerra y sus consecuencias.
Pero es, antes que otra cosa, un drama romántico, una historia de amor sufrido, amor doloroso. Típico de la época.
Dos buenos actores, un Ronald Colman eficaz como siempre y la verdaderamente guapísima Greer Garson.
Tiene toda la pinta de haber sido un auténtico éxito. A veces se habla poco de LeRoy pero tuvo que ser un verdadero genio y un hombre muy fiable en la taquilla.
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