Me ha gustado mucho. Es la segunda vez que la veo. Todos los tópicos de una película de este género conviven en ella.
Glen Ford como siempre está magnífico. También Borgnine (sobre todo en la segunda parte), pero no tanto Steiger, que le he viso en mejores películas. Está soso, sin alma, fuera de sus registros más certeros, que son aquellos que le acercan al histrionismo, a la marginalidad, a la rareza. No era un actor para hacer papeles de hombre corriente.
Un tratamiento muy cercano a los melodramas de celos y venganza. El resentimiento es el motor de la venganza.
El arquetipo de Western perfecto. Varios tópicos del género se nos muestran, aunque de manera algo fría y desinteresada.
Vaquero (Glenn Ford) contrato por terrateniente (Ernest Borgnine) que está casado con una mujer muy guapa que se le insinúa al nuevo recién llegado. Se va situado como hombre de confianza y levanta los recelos de los otros vaqueros, especialmente de uno (Rod Steiger) que ya había tenido en el pasado un affaire con ella. Todo marcha bien hasta que se convierte en capataz y estalla la guerra soterrada de celos, amarguras, traiciones y venganzas.
Es acusado injustamente de cometer adulterio, provocado en gran parte por la actuación de la mujer que deja entrever falsamente esta circunstancia y el patrón intenta asesinarle. Otro vaquero le ayuda a defenderse dándole un arma y el desenlace fatal era lo previsible. Nada hace presagiar que el resto de trabajadores y demás pobladores no le ahorquen pero al final en un requiero del propio destino consigue aclara las cosas y abandona el rancho con una mujer que pertenece a una caravana que había estado varias días en un arroyo de la finca con permiso del patrón.
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