Estupendo ensayo sobre la incomunicación y el afecto. Difícil de ver, como todo Bergman, pero muy interesante. Los prototipos de personajes están perfectamente matizados.
El color rojo, en sus varias tonalidades, lo preside todo. El amor y el sexo, pero también la muerte y el dolor.
Tres hermanas con sus diferencias y su semejanzas viven la agonía en el cáncer terminal de una de ellas recordando sus vivencias y su vida en común. Duelo actoral del que claramente sale vencedora Liv Ullmann. No solo es guapísima, sino que destila clase, estilo, personalidad, potencia. Es, claro, el papel más brillante de todas ellas. Frívola y muy sensual. Harriet Andersson es la hermana enferma y verdaderamente es su suplicio verla respirar y llorar de dolor, además de que está siempre en cama y muy desmejorada. Y el personaje de Ingrid Thulin, la hermana más firme y seca, probablemente la de vida menos satisfactoria, tiene la dificultad de empatizar con el espectador.
Al parecer está muy bien considerada dentro del ranking de las películas de Bergman. No es de las que más me han gustado, aunque ciertamente es muy impactante. Fue un éxito de crítica y público, algo no del todo usual en el director.
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