domingo, 30 de mayo de 2021

§ 2.408. Extraña ilusión (Edgar G. Ulmer, 1945)

 Ulmer tiene algo de Siodmak: los planteamientos, la oscuridad de las intenciones, los planos medios, la música ininterrumpidamente sonando, la capacidad de mostrarnos que el crimen y la depravación no es algo excepcional, sino natural, que puede ocurrir con cualquier familia, en cualquier momento. 
Galería de personajes interesantes sobre un lienzo tópico pero bien construido. La huella de Perdición (Billy Wilder, 1944) es realmente indeleble. No es que sea una copia, que no lo es, pero la idea de un crimen pasional como motor único de la cinta es similar. Aquí se añade el psicoanálisis y los sueños premonitorios, tan de moda a mediados del siglo pasado.
La copia no se veía bien del todo, estaba muy sucia. Y los subtítulos se superponían en lo oscuro de la pantalla y el resultado no era muy satisfactorio.
Un crimen en una familia pudiente. Traición y asesinado. Mujer joven y amante. Todo un clásico. El juez ha muerto. Su mujer pretende casarse con un casi desconocido. El hijo sospecha algo, y estudiando los crímenes que dejó sin resolver su padre, que estaban recopilados en un libro que estaba escribiendo. El muchacho tiene unas horribles pesadillas en las que aparece su padre, el tren que arrolló a su coche, una pulsera con la cabeza de un león. Su tío médico le ayuda a descifrar los sueños. El amante de la madre también tiene un psiquiatra amigo que accede a la casa y a los eventos de la familia nueva que pretende crearse. Entre este psiquiatra y el médico tío del hijo se establece un duelo singular.

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