viernes, 20 de abril de 2012

MILAN KUNDERA El libro de los amores ridículos, Tusquet, 3ª ed., Barcelona, 2011.

     Ocho relatos totalmente independientes entre sí se aglutinan en esta obra del autor Checo. Muy en la línea de su forma de narrar, recuerda vagamente a las aventuras de Teresa en la Insoportable levedad... Esos grande giros en la trama casi circulares, esa particular obsesión con palabras y circunstancias, esa capacidad singular para exponer algunas particularidad naturales del amor como únicas e intransferibles.
     Más que ridículos en el sentido estricto de la palabra, estamos hablando de amores peculiares, o de circunstancias peculiares en donde se produce amores distintos, significativos, muy enrocados, sumamente apurados, casi al límite de la lógica.
     No todos tienen el mismo componente de "ridiculez". Por razones evidentes el primero de ellos es el que más me ha gustado, el que más me ha impresionado. Sobre todo por las consecuencias dramáticas que la elección de un amor inapropiado puede llevarle a la vida de un vulgar profesor de Universidad. Nada parece lo que es en ese juego de espejos que es la Facultad. Lo que hoy te encumbra como claro exponente del compromiso intelectual consigo mismo y con los demás, mirado desde otra perspectiva se convierte en actitud intolerante y autista de los demás y del régimen académico vigente.
     Los de los viajeros en un pueblo extranjero no me ha seducido. Los más peculiares son los protagonizados por el Doctor Havel. Al igual que García Marquez emplea con insistencia el recurso a hablar de los dentistas, Kundera lo hace con los médicos. No sé cuantos relatos suyos los protagonizan médicos. Este doctor es un don Juan inasequible al desaliento. Triunfador en la vida y en los amores, se enfrenta a dos tesituras, en cada uno de los relatos: enseñar a un joven doctor a que no hay que despreciar ninguna posibilidad de conquista que se avecine en el horizonte, y en el posterior relato a domeñar la decrepitudfísica que impone la vejez para intentar seguir siendo un don conquistador de leyenda. En ambos la obsesión personal como centro de la trama importa más que la realidad que le circunda. Su egolatría en grado mayúsculo, casi infantil, proyecta los problemas a los que se enfrenta: una compañera que intenta suicidarse, y un reportero interesado en la leyenda de conquistador del doctor, ahora internado en un centro de curación de problemas de vesícula, a una dimensión menor desde su punto de vista.
     Los demás relatos, uno dedicado a un chaval que para conquistar a una chica se convierte al catolicismo, y otro dedicado a una viuda que se enamora de nuevo y observa cómo el nuevo muerto sustituye al anterior pivotan sobre dinámica narrativa parecida.
     En conclusión, buena obra para quienes gusten de acicalarse el intelecto con la seda salvaje de la pluma de un escritor muy de culto.
    

domingo, 15 de abril de 2012

FRITZ LANG La casa del río (1950)

      Buena película de Lang, que narra el asesinato de una criada a manos de su señor. Éste invadido por la angustia acude a su hermano que, enamorado de su mujer, le ayuda a sumergir el cadáver en el río, probablemente el Mississippi o alguno parecido, muy caudaloso. El sur manifiesta todas sus debilidades: hombre bebedores, mujeres superficiales, sirvientes solícitos. Curiosamente no aparece ni una sola persona de color, lo que no deja de ser significativo, porque las ropas, la trama, las casas y el río hacen visualizar un característico sur Norteamericano.
     La esposa, también enamorada de su cuñado, aunque con menos vehemencia que éste, sospecha de su marido. Las explicaciones que cuenta sobre la desaparición de la muchacha no son verosímiles, tiene pocas soltura al contar cuándo se fue la chica, se pone nervioso al hablar de ello, etc.
     En el juicio todo carece indicar que el hermano, que únicamente ha colaborado en el ocultamiento del cadáver, pero no ha sido artista principal en su muerte va a ser condenado. Finalmente sale absuelto, y la policía sospecha del verdadero asesino, su hermano. Éste, finalmente, en un ataque de enajenación, intenta matar a su propio hermano y a su esposa, con el objetivo de ocultar su primer asesinato y darse publicidad como escritor.
     Porque la ironía de toda esta trama radica en que el asesino es un escritor, mediocre y bastante amargado, qué únicamente empieza a vender sus obras antiguas tras la desaparición de la muchacha y la recuperación de su cadáver. Precisamente lo que le lleva a idear el asesinato de su hermano y esposa es la necesidad de publicidad adicional para poder vender su nueva novela: Muerte en el río, de claros tintes autobiográficos con respecto al episodio anterior. No sabemos cuál era la opinión que tenía Lang de los escritores de bestseller, pero no debería ser demasiado buena. Aquí se nos presente, en definitiva, un asesino psicópata cuya motivación para el homicidio compulsivo no es el dinero, el sexo o la fama, sino únicamente la necesidad de notoriedad indirecta para vender sus libros.

sábado, 14 de abril de 2012

ROBERT SIODMAK: El diablo ataca de noche (1957)

     Desde luego en 1957 Robert Siodmak había hecho ya sus mejores películos. Una Vida Marcada; La Escalera de Caracol, El Abrazo de la Muerte, y sobre todo Forajidos, considerada por cualquier crítico de cine del mundo de todos los tiempos como una indudable obra maestra.
     El 1957, después de su vuelta a Alemania tras la guerra mundial, filma esta película que, de alguna manera ajusta cuenta con el pasado. La trama es sencilla, pero en toda ella pretende dejar en evidencia el régimen nacionalsocialista totalitario que había gobernado su país y Europa en los años de la guerra.
     Un inspector de policía en la averiguación de un crimen de una mujer, cometido por un miembro del partido y de la SS descubre que otros crímenes de factura parecida se han producido en otros lugares cercanos años anteriores. La jerarquía del régimen le patrocina todo tipo de medios para que averigüe quien ha sido el autor de esta serie de crímenes. Cuando lo averigua, el acusado del primer crimen es condenado a muerte. Para salvarlo revela el secreto al magistrado del caso que, obviamente, informa a la superioridad jerárquica. En fin, tras varias peripecias el régimen decide que no puede hacerse pública la existencia de un criminal el serie: en el paraíso alemán no hay lugar para este tipo de crímenes.
     Acusado de traición es enviado al frente, el criminal en serie asesinado y el acusado injustamente disparado cuando intentaba huir.
     De manera sutil a lo largo del film en determinadas escenas se efectúa una crítica bastante severa de la ideología nazi. Para empezar todos los así considerados en la película: o están bebidos, o son débiles mentales, o padecen algún defecto físico. El único que no reúne alguna de estas características es el capitán que encarga al inspector la persecución. Ahora bien, en dos o tres escenas es cariturizado como un  megalómano tendente a la ligereza en los asuntos que le conciernen y más dedicado a los placeres mundanos que a otra cosa. En el único momento que se revela su fortaleza es para exponer al inspector que el interés que se tiene en la persecución del asesino en serie viene de la oportunidad de elaborar una norma que de manera preventiva acabe con los débiles mentales.
     El asesino en serie obviamente es un chico fuerte pero deficiente. Llama la atención dos particularidades de su fisonomía. El parecido dramático, a mi me lo parece, con M El Vampiro de Dusseldorf de Lang, y la escasísima dificultad con la que el inspector da caza al maníaco, en una escena memorable, con una pelea un tanto ridícula entre el inspector y el asesino.
     En definitiva, una película bastante decente, que se deja ver y aunque no es una grandísima obra de Siodmak sí pertenece a su factoría, especialmente apreciable cuando se narra el proceso de búsqueda del asesino en serie, aquí sí puro cine negro.

domingo, 8 de abril de 2012

JAVIER MARÍAS: El monarca del tiempo, Agencia Literaria de Mercedes Casanovas, Barcelona, 2003

     Las primeras novelas de Marías me suenan a experimentales. ´Ésta de 1978 reeditada en el 2003, lo es en el sentido más absoluto de la palabra: le servían para experimentar. Técnica literaria, capacidad de síntesis, desarrollo de la trama, desenlace de los personajes. Y, sobre todo, esa capacidad suya tan característica de narrar de forma excelsamente preciosista, llevada al paroxismo con Tu rostro mañana, y algo menos con Los enamoramientos.
     A diferencia de Los Dominios del Lobo, que es un claro ejemplo de escritura automática, escrita tal y como salío de la pluma y de la cabeza del autor, esta novela juega con la prespectiva del tiempo, en su dimensión espacial y temporal.
     Libro compuesto de varios relatos, en el que en cada uno de ellos se expone, como si se tratara de un caleidoscopio, cómo el tiempo determina la precisión de los acontecimientos, especialmente los pasados.
     Aunque algunos son meras elucubraciones más cercanas al ensayo que a la novela, son interesantes de leer. El primero de ellos, El espejo del mártir, es sin duda el más bonito desde el punto de vista estilístico. Militares en guerra unos contra otros, todos en la misma dirección pero en perspectivas diferentes de cómo se guerrea y para qué sirve el tinglado de la guerra.
    El personaje principal de Portento, maldición, es, a mi juicio, el mismo que en El hombre sentimental, la primera gran novela de Marías, y una de las más desconllantes de su ya extensa obra. Mezcla de rebeldía e incomprensión hacen de él un personaje del que desconfiar, del que no fiarse.
     Fragmento y enigma y espontoso azar es el trabajo más bonito de la colección de relatos. Un delicado juego de fuerzas sobre cómo el momento preciso en el que se cuenta un cuento, en este caso relacionado con el asesinato de Julio César puede determinar el impacto que la noticia tiene en el lector. Sorprendente y hasta cierto punto doloroso, sobre todos para los que queremos expulsar de la determinación del preciso azar los acontecimientos de nuestra vida.
    El viaje en tren que plantea Contumelias y el vibrante monólogo interior que un hermano le hubiera gustado decirle a la hermana casadera cuando transitan para ir a Bruselas a contraer el matrimonio me rocordaba, no poco además, al aroma que se respiraba en Los Bundendrok, de Thomas Mann. El barroquismo de la descripción, y la suave templanza de su pulso lo hacen merecedor de más de un elogio.
    El último relato es el diálogo estructurado entre un precepto y su díscolo alumno y su alterego. La llama tutelar recuerda bagamente a esos pasajes de Corazón tan blanco tan característicamente tan british.
   Los Apendices son divertidos únicamente para aquellos que sean capaces de reconocer a algunos de los personajes inmortalizados en ellos. Pero al lector común, como es mi caso, poco nos dicen, más allá de alguna pequeña gracieta con loa nombres y títulos que anuda.
   En definitiva, obra recomendable para los lectores muy de Marias, que quieran conocer cómo ha llegado a ser uno de los autores más importantes del español actual, firme candidato a mi juicio, a la más alta distinción literaria: el premio Novel de literatura. Si escribe cuatro o seia novelas más como Tu rostro Mañana puede llegar a formar parte de esa nómina de personales de Literatura y Fantasmas, entre los que Papini era uno de los más importantes, tan celebres como irreconocidos por la academia sueca.
     Para los que gusten de conocer las obras completas del autor, indexo una  págin web que resume su obra cronológicamente: http://www.javiermarias.es/

miércoles, 4 de abril de 2012

MAX FRIXCH: Homo Faber, El País, Madrid, 2002.

La novela no es especialmente buena. No entiendo la fama de la novela, aunque hay momento interesantes, especialmente los primeros.
Tiene cuatro partes claramente diferenciadas. En la primera, aquí si se nota que estás leyendo algo muy bueno, la tensión del protagonista con la técnica se hace muy evidente. Es cuando se encuentran en el desierto después de haber aterrizado de emergencia el Super-Constelatión. La segunda, el viaje a Guatemala y el descubrimiento del suicidio del marido de su ex-novia, no alcanza la capacidad dramática de la primera parte.
La tercera es más difusa, es su relación con la novia del protagonista en Nueva York, su ruptura y el viaje por barco hacia Europa, y el conocimiento de su nuevo amor, que es su hija, a la que no conoce, y sus viajes, por itala y grecia La última es su relación con la madre de la hija, el fallecimiento de ésta por la picadura de una víbora (¿edénica?) y su nueva relación con la madre de ella.
Pero la tensión dramática de la novela no es brillante. No me lo parece a mi. No creo que sea por la tráducción, lo que ocurre a veces.
Probablemten la mejor manera de acercarse a la novela sea tratándola como un ensayo, como un estudio de la condición humana de quien se considera al margen de toda emotividad humana, descreido de su condición y aferrado a la técnica como método de salvaguarda de su propia naturaleza.
Se deja leer, en defintiva, pero no para quien pretenda una novela. Es parecido, en este sentido a Herman Hesse, grandísimo autor pero de complejidad notable.
Es, como él, un autor de invierno. Recomendable para quienes les guste disfrutar de una lectura reflexiva, pero menor empaque que otros autores alemanes contemporaneos suyos.
Un artículo muy recomendable sobre la novela de Ignacio Ferrando puede leerse en: http://ignacioferrando.es/app/download/5782721756/Walter+Faber+o+la+desdicha+del+hombre+tecnol%C3%B3gico.pdf

lunes, 2 de abril de 2012

JOHN HUSTON: Freud, una pasión secreta (1962)


Grandísima película de John Huston. Un poco melodramática, pero analiza bien el personaje. Me encantó la interpretación contenida de Montgomery, y creo que está bien tratada la relación con sus pacientes, y con su compañero... Evita, no obstante, alguna que otra cuestión comprometida, sobre todo sus relativas falsedades con respecto al tratamiento científico de algunas preposiciones y metodología de sus estudios, no del todo científicos.
En todo caso es un gran hombre, de cultura extensa y que desde cierto punto de vista fue un visionario.

§ 3.376. El relojero de Saint-Paul (Bertrand Tavernier, 1973)

  Debut cinematográfico de Tavernier, después de dos cosas en colaboración con varios directores. Novela de George Simenon. Intriga, remordi...