Un guión previsible, aunque interesante. Con la gracia de ver al gran actor que fue Simón Andreu en un rol del oeste. No es exactamente un vaquero, sino un señorito, el hijo de un terrateniente que llegado de estudiar fuera se encuentra enamorado de la segunda esposa de su padre. Una historia que bien podría tener varias vueltas y que es la adaptación del mito griego clásico.
Es una trama que tiene algo más que ser del Oeste. Porque, del Oeste, en realidad, es sólo el ambiente, el contexto, el marco en el que se desarrollan las pasiones, conflictos y tensiones entre los vértices del triángulo amoroso y de tensión que se organiza.
Se deja ver, pero con matices. Gana la carga dramática de la historia, pero pierde la frescura de las livianas del Oeste de Marchent.
Los diálogos están pensados, y las escenas entre padre e hijo tienen potencia. El resto es un poco prescindible.
La copia que he visto se veía fatal. Mal de verdad, llena de grumos y manchas, aunque se oía perfectamente.
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