Un Western que no sabes muy bien si es 'neowestern' o si es Western crepuscular, más bien lo primero. Pertenece al tipo de Dos hombres y un destino y similares.
No es una película típica del Oeste. El enredo amoroso contribuye a diluir la atención en la trama belicosa.
Avanza despacio, no tiene un ritmo muy alto y por momentos funciona, pero no mantiene el interés. La 'road movie' que muestra naufraga y se muestra algo superficial y poco sustanciosa. Costumbrista y realista, pero no épica. Le falta la sustancia típica de las del oeste, esa mezcla de heroísmo, falta de sentido común, capacidad de hacer el bien y de enfrentarse poco juiciosamente a hombre duros con lo que no tienes ninguna cuenta pendiente. Pretende narrar cosas que sí suceden, y las leyendas siempre son más interesantes que las que acontecen.
Me gusta mucho una cosa, el director agota las escenas, las hace largas. En realidad no hay más que dos o tres escenarios en la primera hora. Algunas de las escenas se desarrollan por varios minutos, en la casa del amigo prácticamente quince.
Buen reparto: Burt Reynolds funciona muy bien, era un indudable éxito en taquilla, era el rey. Sarah Miles, delicada y soñadora. Lee J. Cobb, Jack Warden y George Hamilton como secundarios que podrían, por sí mismos, soportar una cinta como protagonistas.
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