Uno de los primeros Curtiz, ya en EE.UU. Algo primitiva, simple, básica. Con los cánones de las cintas en blanco y negro: música aguda, imágenes en planos medios, caras cercanas, emociones sinceras pero poco sofisticadas, y el aliciente de ver a William Powell.
Quizá sea el comienzo de la saga del Halcón, el detective mitad socarrón, mitad inteligente, siempre vividor y algo embobado por "Ella" y por "Asta".
No forma parte de esa serie, pero es claramente un antecedente.
Es entretenida, se deja ver y es agradable. Metraje muy comedido.
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