Todas lo hacen. Ese sería, más o menos el título traducido de la obra. Algo más cruda y perversa que otras de Brass, más explícita y abiertamente pornográfica, a diferente de otras con un contenido erótico más sutil.
Es una temática recurrente. Ya vista, por ejemplo, en la Mujer del Juez (aunque parcialmente diferente) y en La criatura (aunque también diferente en su desarrollo). La mejor de todas las que se deslizan por esta senda del deseo insatisfecho y la búsqueda de soluciones a la monotonía sexual es, sin duda alguna, Bella de día, de Buñuel. La menos explícita, por otra parte.
Se hace pesada, sobre todo por la insistencia en el enfoque y la temática.
El reparto es este: Claudia Koll (que es la protagonista casada que trabaja en una lencería y se siente insatisfecha sexualmente), Paolo Lanza (que es el marido de la protagonista, algo tonto y que no cree que las ensoñaciones de su mujer no son reales), Franco Branciaroli, Ornella Marcucci, Isabella Deiana y Renzo Rinaldi. Ninguno de ellos tiene más de tres películas. Actores semiprofesionales.
El director ya había rodado sus mejores cosas.
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