Alcoholismo, teatro y Seaton. Nada puede salir mal. Además está la guapísima Grace Kelly. Recuerda por momentos a la Wilder, aunque con menos dramatismo.
El papel de Holden es magnífico, pero el de Kelly es de sobresaliente. Estamos acostumbrados a verla en esos papeles 'ñoños' y flojos y se nos hace raro verla en esos papels de fuego, de mujer racial, totalmente empoderada, además desde lo pequeño, desde el dominio y el sometimiento.
Un blanco y negro muy pálido, con muchas sombras que oscurece la trama más allá de lo razonable.
Es un buen ensayo sobre la culpa y el perdón a uno mismo que todo el mundo se debe por los errores cometidos. También sobre el apoyo a veces interesado y neurótico de quienes dicen que te ayuda pero que, en realidad, te perjudican. La parejas que pretenden ayudar a costa de hundirte no parecen una buena opción.
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