Es una comedia estupenda, magnífica, muy rodada, con un planteamiento inteligente, una gracia singular, unos diálogos chispeantes. La primera vez que la vi me pareció una gran comedia, esta vez mis expectativas se han visto superadas. La verdad, ver a James Cagney en un papel cómico es un mérito sólo atribuible al director que creyó en él, pues no parecía el actor más adecuado para ello. La chica es Pamela Tiffin, y el chico es Horst Buchholz.
Particularmente es una de las comedias que más me gustan
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