jueves, 25 de junio de 2020

§ 1.978. La pasión de Juana de Arco (Carl Theodor Dreyer, 1928)

    Expresividad a raudales. Obra grande del cine, aclamada por todos los grandes creadores del género. Muda, con subtítulos en castellano, porque el danés, como que no...
    No sé dónde oí que fue un encargo del Gobierno Francés al director danés para conmemorar no sé qué aniversario. Quiero decir que no es una película propia, una iniciativa suya, sino que proviene de un encargo.
    Visualmente es muy potente, estáticamente portentosa, con unos planos de las caras y de las expresiones faciales que verdaderamente impresionan. Primeros planos de las caras en luces y sombras de una potencia visual tremenda. Con una música de piano que acompaña toda la película al punto de hacerse imprescindible.
    Muy alabada es la interpretación de la protagonista principal: Maria Falconetti, actriz de teatro que sólo había realizado dos cintas con anterioridad y siempre en el papel de actriz de reparto. Es de una expresividad inaudita. Todo un canon de actuaciones, matices como el miedo, el terror, la culpa y la desdicha se expresan en su cara, en su rostro, con total naturalidad, sin dificultad, con una singularidad propia y característica.
    Personalmente me gustó más la versión de Preminger, porque las películas mudas no me llegan. No soy tan buen cinéfilo como para ser hipócrita y afirmar que esto es la quintaesencia del cine. Es magnífica película, que puedo ver y que hay que ver. Que impresiona y que marca cánones estéticos y visuales, sin duda -por ejemplo, Ordet no se explica sin esta película-, pero no veo cine para saber de cine. Veo cine porque me gusta el cine. De las tres películas que he visto suyas: La pasión de Juana de Arco (1928), Ordet, la palabra (1955) y Gertrud (1964) la que sin duda más me gustó fue Ordet. Aunque probablemente ésta sea más influyente.
    La verdad es que no se hace pesada y se deja ver. Entretiene más de lo que parece, a pesar de conocer la historia y haberla visto en varias versiones.
    Seguiré insistiendo en el cine mudo. Hay que ver de todo.

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