No sé, la verdad. Me provoca un poco de rechazo y, a la vez algo de atracción. Es interesante y un poco aburrida. Por momentos tiene su gracia, y por otros se hace tediosa.
Entre comedia y situación sitúa esta para mi rareza de Cukor, que le tengo por un gran directo de mujeres y de lo que en los años treinta y cuarenta se consideraba comedia de situación. Es cierto que sus mejores obras funcionaron más tarde, casi 15 años más tarde. Puede considerarse una obra de iniciación, de aprendizaje,
de alta ironía y un poco de plagio de las obras de Lubitsch.
El morbo de las parejas que bailaban charlestón bebiendo ginebra y con perlas en el cuello y en la muñeca tiene su gracia, su punto atrayente.
No reconozco a Constance Bennett, aunque, la verdad, la he visto en pocas películas. Entre ellas una muy particular, La mujer X , de David Lowell Rich, y Hollywood al desnudo, del propio Cukor. En ninguna de las dos la recuerdo con naturalidad e intensidad. Pero la sensualidad que muestra es difícil de olvidar, porque es natural y, a la vez, morbosa. Interesante mezcla.
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