viernes, 13 de mayo de 2022

§ 2.697. Keoma (Enzo G. Castellari, 1976)

 

Spaguetti Western en forma Gran Lujo: pantalla amplia, a todo color, escenarios naturales, decorados muy trabajados, atrezo del caro, diseño de producción elegante, música compuesta al efecto, un actor con gancho y deja correr el metraje para contarnos una historia, como todas las del género, oscura e imprevisible, en la ue no sabes qué va a ocurrir y cómo. Sólo tienes una certeza: va a ver multitud de disparos, ametrallamientos, acuchillamientos, patadas y puñetazos por las más insospechadas razones, nunca bien entendidas ni explicadas.
Sólo sabes que el pasado del protagonista ha tenido que ser especialmente duro y sacrificado y la película nos va a ir explicando cuál son esas circunstancias y cómo ha ido evolucionando el protagonista.
Creo que el género ya no daba para más. Tuvo su momento, que fue largo y prolífico, pero se agotó y no podía seguirse estirando. Seguro que se siguen rodando película de este subgénero y que los muy fan tendrán una iconografía propia de las cintas míticas. No me parece de las peores del género. El hecho de esta editada en Blue-ray favorece mucho el visionado: están muy bien definidos los colores, el sonido es perfecto y parece que están en la gran pantalla... Desde el punto de vista de la edición es estupenda.
El protagonista es Franco Nero, y el reclamo para la taquilla en Estados Unidos es Woody Strode, ya algo mayor y cascado.
La actriz es Olga Karlatos; el dueño del pueblo es Donald O'Brien; y el del padre del protagonista, antiguo tirador velocísimo, es William Berger.
Buenos actores a los que, me recuerda mucho, se les trata de forma parecida a como lo hace de manera tan característica Fuller, con la cámara muy cerca, prácticamente ocupando toda la pantalla grande, viéndoseles el sudor y los pliegues de la cara. 
Me llama mucho la atención la cantidad de ojos verdes que se ven en las películas. No creo que por aquella época existieran ya las lentilla de colores, pero no creo que sean casualidad ni que eligiese a actores con esos ojos. Supongo que será un truco más o menos eficaz.
Supongo que Tarantino habrá devorado cientos de estas películas en las sobremesa de sus días de hastío. Y también creo que forman parte de su educación sentimental. Franco Nero interviene, lo sé porque lo acabo de comprobar, en Los odiosos ocho, quizá como tributo a esos años de educación cinematográfica.

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