De las tres que he visto de manera consecuiva del director soviético, ésta es la que más me ha gustado. Su manera de narrar es menos esquemática, más lineal. Dedicada a narrar los episodios y circunstancias de la revolución de octubre, en realidad auténtica guerra civil por la toma del poder, se hizo como conmemoración a los diez años de aquellos hechos. Evidentemente, tiene un tono propagandístico y elegíaco, pero es de una belleza singular.
Es capaz de conmover, de proyectar energía, de ser fiel a la parte del relato que al director le interesa y todo ello siendo fiel a un estilo narrativo que se caracteriza, a mi modesto modo de ver por tres variables. En primer lugar, la sucesión de planos a un ritmo vertiginoso. Supongo que en el montaje tuvo que hacer encaje de bolillos, porque verdaderamente hace cientos en cada minutos. Literalmente. Son planos que alternan la cercanía intensiva, a veces tan cerca que sólo eres capaz de ver el rostro del protagonista, que ocupa toda la pantalla, con planos sumamente abiertos que recorren la monumentalidad del escenario natural en el que se rueda. En segundo lugar, por el empleo de extras de una manera desmesurada. Hay planos en donde fácilmente puede haber 300 personas. En una plaza, bajando una escalera, etc. Y, en tercer lugar, por el tono realista que imprime a todo lo que hace. No sólo en relación al fondo de la cuestión, que es evidente, sino en el planteamiento estético del asunto. No hay épica forzada (de esa tan americana que a veces conmueve, la épica que sólo se da en el cine, nunca en la realidad) sino dramatismo realista y naturalismo emocional. Las cosas que cuenta provocan consecuencias, sentimientos en las personas, y los pretende mostrar cómo son, sin almíbar o azúcar. Como son, sin más.
Tiene algo de monumental, de grandioso, de extenso, de dedicado a lo inmenso. Combina a la perfección esa grandiosidad en el decorado con la atención a la caras de manera minimalista. Esa es su aportación, una de ellas, al cine, desde mi humildísimo punto de vista.
De las tres que he visto, ésta me parece la obra más madura.
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