viernes, 28 de febrero de 2025

§ 3.710. El conde Drácula (Jesús Franco, 1970) 

Otra de las películas míticas de Franco. Ésta, junto con Justine, y Necronomicón serán, probablemente, las más populares. Junto con las que recrean las aventuras del Doctor Orloff.
Un reparto de escándalo: un fantasmagórico Christopher Lee, un sobrio Herbert Lom, el quinqui de Klaus Kinski y la belleza racial y potentísima (sexualmente hablando también) Soledad Miranda, al servicio de una adaptación muy fiel a la novela. Al parecer no contiene muchas licencias sobre el relato original, aunque sí algunas. Quizá menos que la novela. No puede calibrarlo, la novela le leí hace más de 40 años. Tendría 13 ó 14 años. Desde luego, menos de veinte. Me pareció una obra de arte.
No pretende dar miedo. Sino recrearse en la maldad, en la oscuridad, en la perversidad, en la sordidez. En el laberinto interior que provoca la desazón, el abandono y la incertidumbre antes las cosas. 
Drácula es un monstruo interior. Camina a nuestro lado. Somos nosotros.
Me ha gustado, tiene brío y tino, garbo y clase. Buenos diálogos, bien trazada. Un producto muy, pero que muy potable.
Desasosegante por momentos, sabe mantener la tensión y no se alega demasiado.
No tiene el barroquismo de la de Coppola, ni la elegancia altiva y fría de la de Herzog, pero me ha gustado mucho.

§ 3.709. Necronomicon (Jesús Franco, 1968) 

Una de las más célebres de Franco. Con música de Friedrich Gulda, del que no tengo nada pero sí he oido en Solo Jazz, el programa de radio que escucho en podcast y que tanto me gusta (seguramente llevo oyéndolo más de diez años y no creo que me haya perdido muchos capítulos de los dos que tiene a la semana.
Los protagonistas son: la guapísima Janine Reynaud , y el sempiterno Jack Taylor.
De ella he visto un par de películas, todas rodadas por Franco.
De él he visto muchas cosas, algunas de Franco, otras de Ossorio, de Carlos Aured y de Klimovsky... la tropa. Aunque me salta en la base de datos que también actuó en la Novena puerta (Roman Polansky, 1999)
También actúa Howard Vernon, habitual de Franco y de cintas del oeste, haciendo casi siempre de malo, aunque su papel en El silencio del mar de Melville es brillante.
La cinta es muy bonita, atrapa al espectador, tiene todo el interés, la música se acopla perfectamente y el juego de sombras y luces la hace muy entretenida.
Realmente brillante. De lo mejor de él. Por este tipo de cintas sí será recordado Franco.  Antes de empezar a desparramar, a veces sin ningún sentido, únicamente por el placer de rodar. Rodar por rodar.
Rodada en Lisboa, por momentos deja ver la ciudad y.. . qué decir, es de una belleza inconmensurable.
Me ha gustado mucho. No es surrealismo, no es impresionismo, no es oscurantismo. 
Es una especie de viaje lisérgico (de hecho hay una escena explícita de consumo y posterior visión de monstruos animales) por la pérdida de conexión con la realidad de la protagonista. Guapa a rabiar, con un pelo rojo que me recuerda al de mi mujer. Es una exposición continuada de imágenes que impactan sin una trama definida, pero atrayente. Por momento recuerda a Buñuel y su claustrofobia en El ángel exterminador (1962), y en otras tiene retazos de un erotismo naif y suave en el que se adentraba. 
Me ha gustado mucho la música.
Es curioso, no creo que a ninguna película de Franco La Haya calificado con un 8, pero sigo sin dejar de verlas. Es como un proyecto a largo plazo.

jueves, 27 de febrero de 2025

§ 3.708. Robinson Crusoe por un año (1987)

De Roeg tengo: Amenaza en la sombra (1973), que es verdaderamente estupenda; El hombre que cayó a la tierra (1976) que me decepcionó un poco, aunque tenía la gracia de ver a David Bowie; Contratiempo (1980), un interesante thriller con un Art Garfunkel que pretendía una carrera cinematográfica; Eureka (1983), que tiene sus dobles lecturas; Insignificancia (1985) una distopía curiosa pero muy inteligente, y Puffball (2007), que quizá sea la peor, una especie de drama rural británico algo fuera de lugar.
Éste tiene su gracia. Maneja una idea que todos hemos soñado alguna vez: la capacidad de escapar de todo hacia la nada. Pasar del trabajo, de las obligaciones, del jefe, del futuro, del pasado, de las expectativas, de lo que se espera de nosotros, de lo que somos, de lo que queremos ser. De todo.
Está muy bien rodada, mantiene el interés y tiene dos grandes actuaciones. A Oliver Reed le he visto en muchas películas, y siempre me ha parecido un gran actor. Amanda Donohoe, que no la había visto nunca en otra película, también hace un papel enorme. 
La cinta es como parece, no hay sorpresas, pero tiene muy buen tono, se deja ver, y es verdaderamente interesante.

martes, 25 de febrero de 2025

§ 3.707. Mística y rebelde (John Cromwell, 1934)

Clase media que conoce el oficio y domina la industria. Un director de lo más interesante.
Todo para el lucimiento de Katharine Hepburn, joven actriz, supongo que muy implicada en el desarrollo de la cinta -guión, planos, dirección, vestuario- y con gran influencia en la industria.
Se acompaña de Robert Young y Ralph Bellamy, ambos también bastante jóvenes.
Debía ser la época, eso se rumoreaba, en la que era amante de John Ford. Aunque las cosas de Ford no son siempre creíbles, más que nada porque son demasiadas falsas las que circulan. Además era un personaje proclive a engrandecer sus propios medias verdades.
Se ve perfectamente, en un formato ancho y ligeramente ampliado, y se escucha perfectamente. Una copia bastante decente para tener 90 años.
Me extraña el afán religioso de la obra. Y, sobre todo, de la actriz. Me parece inaudito que estuviera obligada a hacer una cinta como esta, ya que la imagino agnóstica, nada religiosa y sí muy liberal.
Aburre un poco los espacios dedicados a la religión. No se engarzan bien con la historia, que es bonita en sí. Me ha aburrido un poco, y me ha cansado. Hay algo tedioso en la historia, en la forma de contar







lunes, 24 de febrero de 2025

§ 3.706. El viejo fusil (Robert Enrico, , 1975)

Tiene algún parecido con Arco de triunfo (Lewis Milestone, 1948), y Arco de Triunfo (Waris Hussein, 1984), las dos muy buenas, aunque mejor la primera, la original. Ambas se basan en una novela de Erich Maria Remarque.
Esta no le reconoce la autoría a la historia, porque es algo distinta, pero sí es cierto que los elementos son similares: un médico, una ciudad francesa, una mujer enamorada, la ocupación nazi de Francia, etc.  
Extraordinario el papel de Philippe Noiret, duro de verdad, maltratado por la guerra y por el tormento interior que le provoca transgredir sus propias convicciones. 
Romy Schneider algo apagada. Una mujer que es la vida estampa de la desgracia. Con vida breve y amores difíciles. Estancada en papeles melosos en una industria que no perdona. Un matrimonio infeliz y el fallecimiento de su hijo de una manera horrorosa hicieron el resto. Supongo que otras cosas coadyuvaron a un resultado trágico.
Tenga a esta cinta por 'ramplona', y me he llevado una auténtica sorpresa, para bien. Me parece una obra muy lograda, reflexiva, con cierta profundidad y aunque no lo parezca, acción, mucha acción. 
El actor me ha parecido maravilloso. Qué capacidad para impresionar, matizar, cambiar de registro, hacerse de nuevo con las riendas de su destino, planear la venganza, ejecutarla, llevarla a cabo. 
Aunque es, naturalmente, una cinta bélica, de guerra, lo que plantea, sobre todo, es un drama moral, la capacidad de cambiar de perspectiva sobre algo tan específico y duro como es el belicismo y el pacifismo.
Muchas he visto con esa temática, pero este actor lo ha bordado.
Quizá dura demasiado. Le sobran 8 ó 10 minutos, los que sobrepasan los 90 minutos. Pero en esta guerra estoy solo.

domingo, 23 de febrero de 2025

§ 3.705. El amor del capitán Brando (Jaime De Armiñán, 1974)

Pues no sé. Supongo que en su momento tuvo su aquel, pero es un producto para un tiempo, ya pasado.
No me parece que esté mal rodada, ni mucho menos. Pero no creo en la sentimentalidad que patrocina pueda llegar a emocionar como antes. 
Primera obra que veo del Director. Tuvo un gran éxito de crítica y público. Pero hoy no será recordada por nada que tenga que ver son su calidad, sino por la motivación del escándalo que llevaba consigo. Un cierto destape y el planteamiento de un conflicto abierto con los republicanos que volvieron tras el exilio.
Se deja ver, pero no me ha parecido una gran cosa.

§ 3.704. Sie tötete in Ekstase (Jesus Franco, 1971)

Una coproducción con la Alemania del Oeste, Alemania Federal. Al parecer tenía mucho chance allí el tio Jess. Supongo que era interesante para la industria. Además no es la única, hizo muchas colaboraciones de este tipo.
La idea es buena, incluso podría soportar una producción de más empaque. Me imagino que Brian De Palma haciendo esta cinta y lo veo posible.
Lo que ocurre con Jess es que abarata todo lo que hace. Lo hace como por la calle de en medio, no es que le falten ideas, es que las desarrolla regulín...
Es como un escritor de novelas del oeste. Escribe rápido, ejecuta rápido porque lo importante es publicar las novelas, sacar papel.
Ese uso del zoom tan reiterado (lo usa a cada plano, realmente llega a ser irritante), esa falta de composición de los planos. Parece que rodase  rodase y luego en la sala de montaje decidiera lo que quería hacer. No creo que tuviese mucho apego a las ideas previas. Era más un director que rodaba y luego lo componía, para esta película, o me guardaba metraje para otra. Quién sabe.

sábado, 22 de febrero de 2025

§ 3.703. Alma en suplicio (Michael Curtiz, 1945)

 
Una obra de arte. Una película grande de verdad. Es, al menos, la segunda vez que la veo. Una grandísima Crawford, en uno de los papeles de su carrera.

§ 3.702. Un Dólar y una tumba (León Klimovsky, 1970)

Un típico, tipiquísimo espagueti western. Rodado en España en una coproducción española e italiana.
Un argumento fácil, sencillo, circular, que empieza y acaba. siempre dominado por las bajas pasiones: la violencia, la venganza, el odio.
Tiene sentido, está bien rodada, con recorrido, sencillez y garbo. Está incrustada en el canon de este género y quizá sea demasiado larga, le sobran 15 minutos. Con 85 hubiera sido suficiente.
Algo oscura, al rodarse de noche muchas escenas no se ve todo lo bien que debería. 
El protagonista es John Ireland, un actor interesante, siempre con presencia, maduro, con empaque, sereno y muy fotogénico: con mandíbula prominente, pómulos marcados y una mirada con fondo, profundidad y sentido y serenidad.
Me ha gustado.

§ 3.701. La adicción (Abel Ferrara, 1995)

Bueno, la experimentación a su grado máximo de competencia.
Sin más. 






 

viernes, 21 de febrero de 2025

§ 3.700. La cárcel de cristal (Julio Coll Claramunt, 1956)

Segunda película de Coll que se ve regular. La copia que tengo es demasiado oscura, y en algunos momentos no se aprecia con nitidez el contraste del blanco y negro, especialmente cuando la escena se muestra de noche.
Hay algo trágico en el ambiente, una sensación que atenaza a la protagonista. No es exactamente amor, es dependencia. No es entrega, es sometimiento. No es entrega, es dejarse ir.
La búsqueda de la identidad a través del éxito es un camino peligroso. El talento no es más que una de las condiciones que se deben tener para triunfar, y su valoración es variable con el tiempo. Puede modificarse a medida que progresas profesionalmente. 
El amor por el teatro, como forma de catarsis del teatro del amor. Matrimonio desvencijado que sublima sus fracasos personales en el crisol de la farándula. 
Un metraje contenido -77 minutos-, dos historias sobre el mismo tema que corren paralelas y cuyo desenlace trágico prevés.
"La ambición ayuda a llegar, pero puede destruir" es una de las frases de la película.

miércoles, 19 de febrero de 2025

§ 3.699. Los verdes pastos de Wyoming (Louis King, 1948)

Una película "blanca", casi infantil. Personajes buenos, puros, sin dobleces, sin maldad, que se enfrentan a la vida desde una juventud basada en valores: familia, trabajo, honestidad personal y energía juvenil a raudales.
Una singular versión libre de Romeo y Julieta con familias rivales, aunque no enfrentadas abiertamente, e hijos de ambas que se enamoran y quieren, naturalmente, vivir su vida de manera libre y sin ataduras.
Los caballos son preciosos. Sementales, trotones, yeguas ponedoras, caballos de carreras, todos preciosos, seguramente ejemplares escogidos y muy bien cuidados.
Con un reparto bastante decente: una joven Peggy Cummings; Charles Coburn; Robert Arthur; Lloyd Nolan; Burl Ives y Geraldine Wall.

martes, 18 de febrero de 2025

§ 3.698. Los encantos de la gran ciudad (Arthur Hiller, 1979)

Pues de Hiller he visto solamente tres cosas, pero las tres me han gustado mucho: La americanización de Emily (1964);  Tobruk (1967), y Anatomía de un hospital (1971), especialmente la primera y la última.
Ésta es una comedia, y no es mi género favorito. Es caso el que menos me gusta. Tiene que ser una trama muy brillante para que verdaderamente me guste. 
Las veo, claro, pero más por hábito y necesidad de cambiar de aires que por convencimiento. 
Jack Lemmon es un genio, y sabe darle a las comedias un tono muy especial, en ese punto entre la serenidad y el asombro. La chica es Sandy Dennis, actriz que no me suena de nada, aunque la vi en Esplendor en la hierba (Elia Kazan, 1961), que era su primera película.
La verdad es que las peripecias del matrimonio dan lugar a emociones fuertes y a situaciones cómicas que el director explora con gallardía y soltura.
La cinta se deja ver, tiene su gracia. Pero no es mi estilo.
Está rodada con esmero, con tino, con energía y con una indudable maestría: el movimiento de la cámara, los diálogos, los encuadres, la sensación de prisa atolondrada que organiza. Verdaderamente entretiene. 

lunes, 17 de febrero de 2025

§ 3.697. Nadie vive para siempre (Jean Negulesco, 1946)

Un buen 'noir' clásico, tanto en la trama como en el fondo. Con un gran John Garfield, una muy guapa Geraldine Fitzgerald y el gran secundario que es Walter Brennan.
La historia de una estafa, de un enredo, de una falsificación, pero con un tratamiento tan ortodoxo, tan clásico, tan 'de siempre' que verdaderamente alegra el día.
Es un 'noir' singular. No hay la violencia característica de otros "negros", siendo el engaño moral, enlatado en una historia de amor, el motor de la historia.
Es dura, pero no áspera. Te araña, porque es evidente que hay un engaño detrás, una estafa. Pero no lo hace desde planteamientos vulgares, ni estática ni moralmente.
Terminar la noche con una película de estas características es toda una garantía de que vas a dormir bien, de que el recuerdo de la cinta ta va a agradar, porque ésta es de las que se recuerdan, y de las que se recuerdan con agrado.
El blanco y negro se aprecia a la perfección, y el sonido es perfecto. Una copia espléndida.

domingo, 16 de febrero de 2025

§ 3.696. Noche de pesadilla (Basil Dearden, 1962)

Mucho Jazz, en una pel´cula sobre el Jazz, en una sesión de Jazz, en una exponención acídele Jazz.
Me encanta, claro. Aparece Charlie Mingus, indudablemente un hombre completo de Jazz. Malhumorado, grande, excesivo, brabucón, iracundo, y todos los tópicos que uno pueda enlatar en una persona de por sí magnífica y un genio en lo suyo. 
También interviene, y también fugazmente, Dave Brubeck, un músico superlativo, quizá algo estandarizado, muy apegado a la dinámica escolástica, me le imagino sin romper un plato en toda su vida.
También aparecen más músicos de Jazz, entre ellos, según he copiado de la Wikipedia: John Dankworth (saxo alto); Bert Courtley (trompeta); Keith Christie (trombón); Ray Dempsey (Guitarra); Allan Ganley (batería); Tubby Hayes (Saco tenor); Barry Morgan (bongos); Kenny Napper (bajo); Colin Purbrook (piano); John Scott (saxo tenor y flauta) y Harry Beckett (trompeta).
La película se sostiene por la música, porque el guión no puede tener más desarrollo. Cuatro ideas estiradas pero de una manera muy digna.
Gran conjunto, equilibrado y sincero. Con mucha música, que está a cargo de Philip Green. Supongo que cuando los créditos le hacen el responsable de la música es de la elección de la banda sonora, porque la ejecución es llevada a cabo por músicos de verdad. Que salgan tantos Jazzman, supongo, es una licencia del Director. Seguramente porque le admiraba, y quería inmortalizarle. Tiene frases incluso. 
Me gusta porque me gusta el Jazz, pero no es una película notable. Se deja ver, tiene su gracia, es interesante, enlaza muy bien la música y la trama y tiene un metraje muy razonable. 
Un blanco y negro un poco decaído para un "Neo-noir" británico de esos que tanto me gustan. Un film interesante, pero no notable.
Seguramente lo recordaré mucho, pero quizá no estrictamente por su valía cinematográfica. Intentar meter en un escenario de Jazz una historia de celos y manipulación emocional no es fácil. Es muy difícil. De una manera u otra parece que no pueden darse en un mundo tan libre.
Me gusta mucho Dearden, tiene cosas muy valiosas.

§ 3.695. Las chicas de Copacabana (Jesús Franco, 1981) 

Franco tiene cosas buenas, mediocres, malas e infames. Este película pertenece a la última categoría. Tiene el interés, indudable, de ver Copacabana, los edificios, la playa, las gentes, los colores, los hoteles, etc. Peo poco más. Es una auténtica estupidez. Una trama de los más mediocre, que sirve como excusa para que funcione la máquina de picar carne, es decir, chicas medio desnudas con poses sugerentes en un poro soft  que visto desde el primer cuarto del Siglo XXI causa un poco de risa, cuando no pena.
Lina Roman, como siempre, unos chicos venidos de Paris, uno de los cuales está redactando una Tesis Doctoral sobre Voltaire, otro toca la guitarra y el tercero -una chica- se acuesta con los dos.
Infame donde las haya. No hay de dónde tirar.

§ 3.694. Los novios búlgaros (Eloy De la Iglesia, 2003)

 

Última película de Eloy, un verdadero grande del cine español. Un director creativo, comprometido, fantasioso, irreverente, sucio, feo, contradictorio, guapo, alto, bajo, suyo...!!!
Al parecer la rodó después de la Estanquera de Vallecas (1987) tras recuperarse de su adicción a la heroína, y superar la muerte de Manzano, amante suyo, actor fetiche, musa por momentos y actor poco dotado, nada polifacético, sí muy encasillado y nada sutil en sus manifestaciones artísticas. Aunque en la última cinta sí se le apreciaba una vena cómica que no pudo, o quizá no supo, explotar.
Eloy en esta película había perdido totalmente su gracia, su crédito, su arte, su garbo, su creatividad. No es que no sea una gran película, es que es mala. No puede decirse de otra manera. Explora un terreno en el que ya había transitado, pero ahora sin gracia. Lo que antes era transgresor, ahora es estereotipo, argumento manido...
Puede leerse como una alegoría de su historia de amor con Manzano.
No es una buena película. Mala despedida para De la Iglesia.

sábado, 15 de febrero de 2025

§ 3.693. La casa de la colina (Robert Wise, 1951)

Qué bien construye las películas Wise. Es un mago. Un auténtico mago. 
La historia que nos muestra tiene "tintes" europeos. Parece un cuento de navidad, o si se prefiere una historia de princesas y príncipes, de sueños encontrados después de mucho infortunio, de muchas dificultades personales. 
A pesar de ello el ser humano tiende a desparramarse, a buscar lo que no tiene, a encapricharse con cosas que no tiene pero que no necesita, que incluso le hacen mal, le perjudican y le perturban. Cosas que no deberían ser tenidas en cuenta, en consideración, que deberían dejarse de lado.
Richard Basehart y Valentina Cortese son los personajes protagonistas. Excelentes ambos, especialmente Cortese, que me ha parecido una excelente actriz, delicada, sensible, fina y sugerente. De esas que se mueven suavemente, con elegancia, con delicadeza, a las que le sientas bien los trajes de Gucci, de Givenchy, de Dior, de Chanel, de alta costura. Italiana, con cara de porcelana, inalcanzable, sofisticada, de las que "las matan callando".
Basehart es otra cosa, un americano en Europa. Actor sencillo, sin matices, rudo y con cara marmórea, ideal para una película bélica.
Los secundarios son: William Lundigan y Fay Baker. Firmes ambos, con sentido, sabiendo qué hacer. 

§ 3.692. Brandy (José Luis Borau, 1963)

Debut cinematográfico de Borau. Un espagueti western español de los del montón. Y, sin embargo, está bien rodada. 
La redención por el peligro, por realizar algo heroico, por hacer aquello que nadie puede, sabe o quiere hacer. 
Seguramente rodada en Almería, al calor de la música utilización de los estudios naturales de los estudios allí montados.
Tiene su gracia, aunque no soy capaz de ver en ella unos rasgos identificadores como de un autor concreto. Desde luego me gusta Borau. Muy bien Crimen de doble filo (1965) y Furtivos (1975). También Hay que matar a B (1975). Río abajo (1984) también me gustó, y Leo (2000), su última cinta. Pero sobre todo me encantó Tata mía (1986)
Suyo sólo me queda por ver suyo: La Sabina (1979) y Niño nadie (1996).

viernes, 14 de febrero de 2025

§ 3.691. El gato de nueve colas (Dario Argento, 1971)

Un thriller policíaco con elementos sobrenaturales. Muy buena trama, perfectamente narrada, colorida, y con un guión interesante. Me parece estupenda, pero demasiado larga. 114 minutos son muchos. Con veinte menos sería la misma película pero algo más ligera y apetecible. 
La música se convierte en un elemento muy importante. Enfatiza los momentos álgidos y te predispone hacia la violencia. Es de Ennio Morricone, garantía absoluta de calidad.
Protagonizada por Karl Malden, James Franciscus y Catherine Spaak. Me llama la atención la participación del primero. Quizá le interesó el proyecto, o quizá rodaba todo  lo que se le ponía por delante. También la motivación de cambiar de registro, de rodar en Europa, etc.
No sé si esto es un "giallo" o un "slasher", no sé cuál es, en realidad, la diferencia entre ambos géneros, en cualquier caso muy cercanos. Quizá la diferencia entre ambos radique en que en el primero hay elementos fantásticos, mientras que en el segundo no. En ambos hay homicidios, asesinatos violentos y muerte, pero diferencia entre ellos radica en el elemento fantástico. En el "slasher" existe un componente de venganza irracional sobre el propio asesinato, mientras que en el "giallo" ese elemento adicional es fantástico.
Queda un tercer género relacionado, el "Folk horror", en el que los asesinatos se caracterizan por emplearse instrumentos agrícolas rurales, azadas, sierras, martillos, hoces, tractores, etc. 

§ 3.690. Dorothy Dandridge: La estrella que se enfrentó a Hollywood (Martha Coolidge, 1999)

Una vida dura en el mundo del cine, en la vida, en toda su existencia. Probablemente porque fue una vida dura en su infancia, en su juventud, en su madurez tuvo una repercusión en la forma conflictiva que tuvo de digerir la fama, el éxito, la repercusión de su exposición pública.
El problema de su hija pequeña, con un grave retraso mental, y la vida de su marido, dedicada a lo profesional y algo disoluta (aunque, tal y como expone la película, no escandalosamente), tampoco ayudaron mucho. 
Que Otto Preminger la tratase como un trapo tampoco ayudo mucho, supongo. 
Me ha gustado mucho Halle Berry como Dorothy Dandridge, al punto que fue su momento de despegue, y Klaus Maria Brandauer como Otto Preminger, uno de mis actores favoritos.
Está bien narrada, aunque ciertamente tiene un aire televisivo. 
Buen color, un metraje un tanto excesivo y un buen sonido completa el conjunto, realmente interesante.  Bien hecha, con gusto, estilo, y honrando la figura de la la estrella.

miércoles, 12 de febrero de 2025

§ 3.689. Los restos del naufragio (Ricardo Franco, 1978)

Intimista, recogida, diferente, personal, muy personal. Optimista en su pretensión, algo melancólica en su ejecución y nada malagueña. El director es también el guionista (supino que obra original) y el protagonista principal. Con un Fernando Fernán Gómez que hace un papel entre enloquecido y genio absolutamente maravilloso. Uno de esos papeles que se recuerdan. 
La composición de los planos y la luz es absolutamente brillante. Y el manejo de los silencios, sin música ni ruido alguno son inusuales y sirven para proponer una introspección hacia el pasado. Pero los planos medios, sin mover la cámara y la falta de perspectiva global en algunos momentos -sobre todo cuando las escenas se desarrollar al aire libre- otorgan a la cinta una cierta pesadez, un estatismo exagerados que ahonda en la melancolía general de la trama. Melancólica en el fondo y en la forma. En lo que dice y en cómo lo cine.
El contraste de personalidades, actitudes ante la vida y ante los demás de los dos protagonistas es elemento sobre el que se construye la obra. Un joven deprimido, deprimentes, melancólico y con una sensación de fracaso personal, y un viejo con ganas de vivir, vitaliza hasta la locura y enfermizo de su propia imaginación. Un contraste radical de perspectivas que parece dificultar la concordia entre ellos. Y sin embargo, algo catártico acaece, como si de una predestinación se tratase.
Me ha gustado, sin llegar a parecerme una obra monumental.

martes, 11 de febrero de 2025

§ 3.688. Yo la vi primero (Fernando Fernán Gómez, 1974)

Veo este tipo de películas porque la ha dirigido Fernán Gómez. No sería una cinta que viene en condiciones normales. Ni por la temática, ni por el estilo. Una especie de comedia de situación con más que previsible desarrollo, un desenlace cantado y demasiado metraje para mi gusto. No tiene gracia alguna y supongo que se edita para rellenar el pack que he comprado de él. Bueno, he comprado dos pack de Fernán Gómez. Uno de director, y otro de actor. 
De director he visto dos películas, espléndidas las dos. El extraño viaje (1964), que es verdaderamente una obra de arte, y Mi hija Hildegart (1977) (que no estaba en el pack) que es una buena película, pero no tan buena como la anterior. 
Esta es interesante, hasta cierto punto. Vivir como un niño siendo adulto de 35 años tiene su gracia, es un buen recurso dramático y da mucho juego a contar cosas, pero no es suficiente para mantener el interés. Por momentos he perdido incluso la atención.
El rayo azul se ve perfectamente, el sonido es increíble y la película se puede ver, pero la cinta carece de interés. La veo, como digo, por ver cosas de Fernán Gómez. Se aprecia alguna ironía en los diálogos, seguramente pasando algún recado a psiquiatras, profesores y educadores.
La idea de vivir cómo un niño siendo adulto es sugestiva. Pero no sé si da para una comedia. Permite una cierta visión crítica de la sociedad, de la moda, de los estándares de comportamiento, de El Corte Inglés, y, sobre todo, del funcionamiento de los comportamientos sociales.

lunes, 10 de febrero de 2025

§ 3.687. Trauma (Dario Argento, 1993)

Segundo Argento, más actual, menos onírico y más thriller que la primera que vi. 
La presentación de los personajes es algo confusa. Demasiadas cosas a la vez. Las personas son poliédricas, pero en el cine lo razonable es simplificar para poder seguir bien las tramas y la evolución de los personajes. El director decide que no sea así. 
Cuesta entrar en la trama, saber de qué va la historia. 
El color se ve perfectamente, y el sonido es bueno. Claramente es un "giallo", aunque con motivos post-modernos, los propios del tiempo en el que se rodó. Siempre he entendido ese género como propio de los años 70 y principios de los 80. Un cine circunscrito a un tiempo concreto. Como nuestro cine quinqui o fantaterror, dos géneros muy característicos de nuestro cine, pero circunscritos a un momento concreto. Al día de hoy aunque se rueden películas sobre "mafiosillos" de barrio o sobre "terror" morboso no podrían encuadrarse en ese género. 
Algo parecido pasa con el "giallo". Un género italiano principalmente que mezcla elementos de terror sobrenatural y thriller policíaco. No tiene los elementos característicos de las cintas más violentas y carece de elementos folk o tradicionales. Hay asesinatos, incluso rudos y muy violentos, pero se carece del punto de violencia irracional que tienen otros géneros y de las homicidios con instrumentos agrícolas. 
Me ha gustado menos que la otra que vi hace días, El pájaro de las plumas de cristal de 1970, que sí me ha parecido más característica del género. En esta se diluye un tanto lo personal del género y se transita hacia un thriller más común. Pero no tiene altura ni profundidad. Además, la premisa de la que parte es totalmente inverosímil y el comportamiento de los que participan en los acontecimientos está fuera de toda lógica. 
Entretiene pero es un poco larga, innecesariamente larga. Le sobran veinte minutos.

domingo, 9 de febrero de 2025

§ 3.686. Nosferatu, vampiro de la noche (Werner Herzog, 1979)

 
Me ha gustado mucho. Tiene ese punto artesanal que gusta uanto en la película inglesas. Parece una edición cuidada por un productor británico.. Los encuadres y los planos son ortodoxos, sencillos y naturales, nada artificiosos.
Los actores parece muy compenetrados. Sobre todo Klaus Kinski y su desquicie mental, al borde del consumo de drogas tóxicas automáticas y la revelación social con armas de destrucción masiva. El un actor que ya de por sí provoca miedo, aversión, asco.  Para estos papeles de demente peligroso, enfermo mental y asesino psicópata funciona a la perfección. Su caracterización está muy lograda, con el tono de piel blanquecina, las uñas afiladas, los ojos inyectados en sangre, las orejas y los dientes desmedidamente desproporcionados. Encorvado, flaco, espigado, apestoso, con la lengua fuera. Verdaderamente brillante.
Le acompaña un jovencísimo Bruno Ganz que está espléndido. Sobrio, sereno, apocado y algo frio. Pero con el transcurso de la película va cogiendo temperatura, calor, razón de ser. 
. La chica es Isabelle Adjani, que parece tan frágil y delicada que tiende a considerarse de carácter enfermizo.
Supongo que la cinta está a medio camino entre el homenaje a Mornau por parte del director, la admiración por su técnica y el impacto monstruoso que causó en la cultura europea en general y alemana en particular tanto la novela como la película original.
Me han gustado mucho las escenas a campo abierto y la música (compuesta por un grupo musical llamado Popol Vuh), moderna pero muy bien ensamblada en la dinámica del miedo que pretende la película. Utiliza los sonidos habituales (aullidos, viento, estridencias, etc.) para provocar la sensación de incertidumbre, desasosiego, maldad. Muy lograda.
Recuero bien la original, lo larga que era y cómo pasa en un suspiro. Pero esta cinta no le va a la zaga, tiene recorrido y se expresa muy bien. Me parece que el remake es tan buena película como su original. 
Me ha parecido una película verdaderamente brillante. 

§ 3.685. La esclava blanca (Jesús Franco, 1985)

 

Éste Franco no es el la primera época. Tienen imaginación, emplea buenos medios, pero abusa de los tópicos y de lo que yo en el aprecio y puede llamarse como "filmar por filmar". Tiene escenas largas a las que claramente le sobran minutos. No aportan nada, pero hace que sume minutase en el contador. No son, además, tomas gozosas, de descanso o virtuosas. Son tomas que sobran, sin más. 
Cualquier otro director contaría lamisca historia con media hora menos de metraje. Y no se notaría nada. Además, en esta en concreto, como está filmada en la selva (o eso pretende) podría haber implementado planos virtuosos de árboles, ríos, yo qué sé... pero no. Insiste en el morbo como principal motor e interés dela historia. Incluso los fotogramas de animales se nota que son de zoo. Se nota mucho la precariedad de medios y la falta de punch a la hora de construir la historia. Es lo de siempre con él. Pin, pan, pum... y ya tenemos 80 minutos que colocar en el mercado. Un cineasta singular, qué duda cabe. 
La idea de la cinta es sugestiva, y funciona. Pero cansa, llegando a aburrir a medida que avanza. 
Tengo una teoría con Franco. Era un gran cinéfilo y no tendí empacho alguno en coger ideas de otras películas míticas. En esta, por ejemplo, puede deducirse, por la fecha y la temática, que acababa de ver "Holocausto caníbal" (Tuggero Deodato, 1980). Era la época de las películas de "cintas encontradas" que es un término muy sugerente y que ha dado mucho juego. 
Una más de Franco. Del Franco ya entrado en años  por tanto en vicios en la forma de rodar.

§ 3.684. El pájaro de las plumas de cristal (Darío Argento, 1970)

 
Un poco lo que se esperaba. Un 'fantaterror' con clase, cuidado, con estilo, guión y algo de profundidad emocional. Añade un punto mágico, una especie de predestinación hacia el resultado. Como si fuese inevitable. Quizá lo sea, no lo sé. Interesante, algo sofisticada, evolucionado. Me gusta.
Primera película suya que veo y no ha decepcionado. Es lo que tenía presente.

sábado, 8 de febrero de 2025

§ 3.683. Las orgías inconfesables de Emmanuelle (Jesús Franco, 1982)

Pues dentro de la vulgaridad que rodea la obra de esos años del tío Jess no tiene el peor de los comienzos. Es cuidado, de los más estándar, con su voz en off que explica la trama y una presentación de personajes de lo mas habitual. 
Pero a los diez minutos, sin embargo, la película se va ensuciando, poco a poco, no sólo desde la perspectiva de los desnudos o del sexo, más o menos explícito, sino, sobre todo, del sentido de la cinta. El guión es de él, y eso se nota. Tiende a la dispersión, a ensalzar los momentos mórbidos haciendo perder frescura al trasfondo del asunto. Se recrea en los planos de los desnudos una barbaridad, con metraje y metraje que nada aporta. De una simpleza y una vulgaridad exasperante.
Pasa sin solución de continuidad de intentar ser una cinta semipolicíaca, con sus "desnudos y sus días" si se quiere, a ser simplemente una cinta de porno soft que se enlata en una historia que podría tener recorrido con otro tratamiento.
No tiene gracia, ni garbo, ni tensión, ni estilo. Es ver, por ver. Estar delante de la pantalla al igual que podrías estar viendo una serie de la televisión o escuchando un postcat. Desnudos sin gracia, carne por carne, sin pizca de imaginación, o estilo. De esta fase del tío Jess se salvan pocas cosas. 
Le pasa muy a menudo en las películas de esta época. Un buen propósito, un comienzo salvarle y luego un naufragio en el mar de la mediocridad. 
Al igual que las primeras cintas de Franco tenían un pase, a partir de un momento, probablemente muy pronto, se aburrió de hacer un tipo de cine más delicado y de calidad y se dedicó a filmar como churros, película tras película hasta poner a su nombre más de ciento cincuenta películas, lo que es una auténtica barbaridad, una bestialidad. Naturalmente, rodaba por rodar, porque lo que le interesaba, seguramente, era eso: rodar.
Estoy convencido que si Jess hubiera elegidos 25 películas para rodar y le hubiera dedicado el tiempo que ha empleado en rodar cinco cincuenta hubiera sido un cineasta notable, incluso brillante.
Pero optó por otro tipo de carrera, con más títulos pero de peor calidad.

§ 3.682. Crimen de doble filo (José Luis Borau, 1965)

La segunda película de Borau . Muy en la línea de las cintas de cine negro de la época. Supongo que era lo que se demandaba, y que la taquilla manda, sobre todo para los productores que ponían  el dinero y corrían con los gastos.
Un estupendo blanco y negro y una puesta en escena como si se tratase de un escenario teatral.
Un tono realista, que no escatima detalles del levantamiento del cadáver y que pretende mostrar el caos -multitud de persona moviéndose en un espacio muy reducido, gente hablando a la vez, algunos sugestionados, otros fríos como mármoles, etc.- que acontece en una investigación criminal. Una vez que se presenta la policía, los curiosos se agolpan, los sanitarios llegan, los comisarios sospechan, los vecinos recelan...
Los miedos, las angustias por ocultar información a la policía, esa sensación que se tiene siempre de ser culpable, incluso de las menores penas, es propio de la cultura católica, en donde el mal forma parte de nosotros. Y los remordimientos por lo hecho, lo dicho o incluso lo pensado, persiguen al ciudadano por siempre. 
La culpa, el pasado, y la inacción  parecen generar una especie de predestinación hacia el futuro. Todo eso se refleja en la cara de Carlos Estrada, que hace un papel excelente. Tiene ese punto de Henry Fonda, también haciendo de músico, en Falso culpable (Hitchcock , 1956).
Qué magnífico es el cine español...!!! Qué de obras verdaderamente notables ha filmado.
Ésta en concreto me ha parecido soberbia, verdaderamente notable.

§ 3.681. Pista de carreras (Edwin L. Marin, 1948)

 
Otra de Edwin L. Marin (del que ya he visto algunas cosas, bastantes) con George Raft, un actor poco expresivo. Con pinta de duro, y esa racionalidad varonil típica de los años veinte y treinta. Teo blanca, pómulos marcados, pelo negro lacio peinado hacia atrás, nariz prominente, bocas pequeña y pinta de tener mala leche, mal carácter, mal genio. 
La actriz se llama Marilyn Maxwell, que no recuerdo haberla visto en película alguna, aunque es la chica de El ídolo de barro (Mark Robson, 1949) y también le vi en otras de Bud Boetticher de 1953: "Al Este de Sumatra". El cualquier caso, no la recuerdo.
La historia es un poco la de siempre. Venganza, amigo deshonrado por el que se clama acción, chica guapa que espera, policía de buen corazón y, en este caso, un par de número musicales.











§ 3.680. Capitán Ángel (Edwin L. Marin, 1945)

 
Más que interesante cinta, mejor de lo que podría parecer. Una drama, y una vivencia, y también una venganza. Un toque noir en todo, con cierto estilo, blanco y negro perfecto, 80 minutos. Un Serie Be de calidad, de esas películas que, con los años, han quedado situadas en donde se merecen. Bien hecha, con seriedad y sin dramatismos. Nada artificial. El guión peca de tópicos, y es inverosímil, pero qué carajo... Esto es el cine.
Ambiente marino, a pesa de que aparece, en las imágenes de tierra, uno de los característicos puentes de Madison, con los de la película. No recuerdo de qué Estado eran.
A George Raft se le ve algo 'bruto', poco fino, duro y seco hasta el amaneramiento. Claire Trevor parece encasillada en el papel de prostituta que tanta fama le dio (La diligencia, John Ford, 1939).
La chica protagonista se llama Signe Hasso, que trabajó con Zinneman, Bergman, y Cecil B. DeMille, entre otros. No hizo muchas películas, era sueca y tenía un pelo muy característicos.

jueves, 6 de febrero de 2025

§ 3.679. Una profesión peligrosa (Ted Tetzlaff, 1949)

Otra de George Raft, un actor de lo más interesante, con Ella Raines, tan guapa como siempre y un Pat O`Brien que siempre hace de detective, policía, sacerdote, hombre de autoridad, respetable y sincero.
Un 'noir' de factura clásica, con triángulo amoroso, luces de neón, fraude al seguro, pasado que se presenta inesperadamente, futuro incierto y fatalista.
Buen guión, bien narradas, un blanco y negro que se ve bien y un sonido bien hecho.
No tiene el empaque de los grandes 'noir', pero juega en las grandes ligas. Tiene garbo, donaire, estilo y se deja ver.

martes, 4 de febrero de 2025

§ 3.678. Nocturno (Edwin L. Marin, 1946)

Un noir interesante, con pretensiones de Serie B de un director oficioso y una estrella medida siempre encasillada en el tipo de papeles de mafioso 'seriote' y de buen corazón al que le pierde un rastro de honestidad que le viene de la adoración que siente por su madre y por la enseñanza católica que recibió en el colegio irlandés al que acudió siendo niño.
Actor tremendamente popular, encasillado en papeles de policía o mafioso, preferentemente estos últimos, no tiene el empaque de los grandes del cine ni la gracia o el garbo de los menores. Es algo plano y excesivamente formal, ortodoxo, un hombre del que te puedes fiar. Perfectamente bien vestido, algo atildado, masculino sin músculos. Un hombre corriente con carisma.
Interesante película, bien trazada, con un muy buen guión y unos diálogos irónicos y acerados. 
Se puede ver, metraje civilizado, resultado previsible aunque no aburre ni cansa.






lunes, 3 de febrero de 2025

§ 3.677. El rostro de la muerte (Alfred Sole, 1976)

Una historia bastante plana, con poco garbo, nada de gracias y poco sentido cinematográfico serio. 
Seguro que tuvo su momento, incluso su público, pero no creo que sea considerada una cinta de culto, ni nada parecido.
Como todas las historias de este tipo, es más fácil explicar la trama desde la psicopatía. Se obra así porque al sujeto le falta un tornillo. Punto. Existe otra posibilidad, que el mal no tenga explicación o que se explique desde el propio mal. Las primeras, a la que pertenece esta película, son más simple, soliendo ser malas y previsibles. Las segundas son mejores, o por lo menos más sugestivas.
Intenta mostrar los cánones clásicos de una historia como esta, pero, a diferencia de otras de aquellos años, no llega a impactar con determinación. 
Pertenece a ese subgénero de terror religioso con formas de funcionar singulares. Parece que el miedo en la iglesia tiene que ser menos miedoso, peo al frecuentarse en un lugar en principio seguro la sensación de pesadumbre se acrecienta.
Actores no muy conocidos, y un director que sólo rodó otras dos cosas. pero calificadas en las plataformas que ésta, que tampoco tiene un anota excelsa.
No es una película que vaya a ver dos veces, eso seguro.

domingo, 2 de febrero de 2025

§ 3.676. El ídolo caído (Carol Reed, 1948)

Le escuché al Fiscal de los Cowboys que esta película era una joya olvidada, o escondida. Era en una sección, El Cofre del pirata, que luego desapreció. Se trataba de recuperar películas interesantes que habían pasado desapercibidas en su momento pero que verdaderamente eran magníficas.
Generalmente las películas con niños no me gustan, me parecen artificiales y difíciles de comprender. Nunca sé muy bien cuál es el términos adecuado para verlas, si desde su óptica o desde la del adulto con el que se relaciona. Si son cintas en donde sólo intervienen niños directamente no la veo. 
Esta verdaderamente es magnífica. Tierna y delicada. Con una trama sugestiva e interesante, rodada con verdadero tino y sensibilidad. Sólo como lo hace un grande como lo es Reed. 
Ralph Richardson está espléndido, íntegro, lleno de energía contenida y cautivador. Michèle Morgan es su amante, una actriz que le he visto menos. Y la tercera en discordia es Sonia Dresdel, que no la recuerdo en ninguna película (sólo participó en diez).
El niño es Bobby Henrey, que tampoco le recuerdo en ninguna cinta, porque sólo hizo ésta cinta.
Me ha gustado mucho. Puede pasar por un gran clásico. Escenario, atrezo, guión, música, fotografía y esa vaporosa atmósfera que sólo las grandes películas consiguen. Los planos y encuadres son magníficos, el tono de sinceridad del niño, de verdadera inocencia, encaña a la perfección con el esfuerzo que hace el protagonista para ocultar su idilio con la querida. Es una verdadera ternura. 
El descubrimiento de la verdad le hará crecer a toda velocidad, dejando de ser quien es

§ 3.675. Cartas boca arriba (Jesus Franco, 1966)

Cinta de la época francesa del tío Jess en donde ya comenzaba a desparramar. Argumento loco, loquísimo, producto de una imaginación desbordante para el cine, sobria puesta en escena, a veces parodiando las películas de 007, otras las clásicas de cine negro americano, con actores de segunda fila, excepción hecha de Fernando Rey (que no aparece mucho, no tiene muchos minutos de películas), y un metraje siempre muy civilizado.
Me gusta la forma en que expone el argumento, el blanco y negro tan sobrio y nítido, pero la película es prescindible, totalmente prescindible.
Por más que prestes atención, que quieras que te guste, tanto la trama como la puesta en escena terminan aburriendo y cansando. 
Bonitas escenas de la costa mediterranea, al más puro estilo James Bond, aunque con un tratamiento que a veces parece ser Cuba o cualquier otro país caribeño. El actor principal es Eddie Constantine, que le he visto muy poco. La actriz principal es Françoise Brion, una de tantas francesas de la que también he visto muy pocas cosas, otras de Franco y el bodrio aquel de Preminger, índigno de él que se llamaba "Desafío al mundo (Rosedub)", de 1975.
Robot del mismo grupo sanguíneo, planes para apoderarse del mundo, organización en la sombra siempre servida por pérfidos malignos que se rodean de chicas guapísimas. Un poco delirante todo. Así hay que intentar verlo, desde la pura y barata diversión más plana y simple. No hay de dónde agarrar.

sábado, 1 de febrero de 2025

§ 3.674. El valor de un cobarde (León Klimovsky, 1969)


Ladrones del oeste, traidores, tiros, algo de amor, un punto de película conocida ya muchas veces vista y noventa minutos. Es lo que tiene la película.
Embuste y traición. Pero entretiene. Cosas del Spaguetti Western, que no es un género menor, ni mucho menos. Tiene cosas y una de ellas es lo prolífico que resulta el género, la cantidad de obras que ha producido, el volumen de directores, actores, escritores y cineastas que han trabajado en él.
La historia tiene su aquel, entretiene, deja que pase el tiempo y sirve al propósito que pretende. 
Bien caracterizados los personajes bien narrados, bien trabajados. 
Me ha gustado mucho Sarah Ross, actriz que sólo hizo cinto películas, todas ellas entre 1968 y 1969. También tiene su aquel Diana Sorell, que tampoco hizo muchas más, once en total, siempre en aquellos años.

§ 3.673. Las bicicletas son para el verano (Jaime Chávarri, 1984)

Tenía muchas ganas de ver esta película. Verdaderamente mítica. Basada en una obra teatral de Fernando Fernán Gómez, un artista descomunal, magnífico, longevo y dedicado a varias artes. El cine, como director y como actor, director de teatro, escritor. No me extrañaría que también hubiese compuesto música o actuado como mimo.
Aunque el tema de la guerra civil me cansa, me cansa desde hace poco. Entiendo perfectamente que cuarenta años después de la guerra, y apenas nueve desde el final de la dictadura, la sociedad, la gente, el pueblo, la política tuviese necesidad de revisitar el conflicto. Además, si se hace con el estilo de esta película el éxito está asegurado.
Pero ahora, tras casi noventa años no parece que la necesidad de revisión sea tan acuciante.
La idea de postergación de la vida por la Guerra  es, seguramente, la mejor metáfora que puede hacerse sobre el conflicto entre hermanos. Las cosas que se dejaron de hacer, el tiempo que se perdió en otras cosas, estériles y estúpidas, malsanas y dañinas. Cuando acontece una circunstancia -personal, médicas, vital, etc.- de tal calibre que no te deja pensaren otra cosa. Y esas reflexión -en realidad constatación de una experiencia- vale tanto para las personas como para los colectivos y las sociedades.
Una pena, una infamia que supone que perdiéramos el tren de la modernidad Europea. Conviene no olvidar esa realidad.
España tuerce su rumbo con la guerra. Y tarda mucho en recuperarlo.
La cinta tiene varias lecturas. Evidentemente la familiar es la primera, apreciar hasta qué punto se deterioran las relaciones intrafamiliares por el alzamiento y la posterior guerra, pero también pueden apreciarse otras. El crecimiento de las personas a toda velocidad cuando las dificultades arrecian; la inquietud que se instala en la ciudad de Madrid; la necesaria revisión crítica del planteamiento que ante el conflicto tuvo la población civil, etc.
El reparto es espléndido: Amparo Soler Leal, sobria y tensa, en su punto; Agustín González, verdaderamente brillante; Victoria Abril, una verdadera diosa, dominando a la perfección todos los códigos de la interpretación: seductora, pícara, bella, guapa, moviéndose como si el terreno fuese conocido; y Gabino Diego, un chiquillo que empezaba y que también sobrevuela el escenario con total solvencia.

§ 3.797. Chicas con gancho (Robert Aldrich, 1981)

  Última película de un grande. De un grande de verdad. De un gigante. Pero, como bien saben quienes leen este blog (muy pocos usuarios) ten...