domingo, 23 de junio de 2019

§ 1.665. Los siete magníficos (John Sturges, 1960)


Me sigue pareciendo estupenda. Después de quince o veinte visitados me sigue pareciendo magnífica. Tiene algo de verdades epopeya, algo mítico, casi griego clásico. Además es la segunda vez que vemos las dos más célebres cintas una detrás de la otra: la de Fuqua y la de Sturgess. Y las dos veces me formo la misma opinión: no hay comparación.
Un reparto de auténtico lujo, insuperable: Yul Brynner como jefe de ceremonias, Steve McQueen que parece estar para todo y para cualquier cosa, Charles Bronson en su papel de duro, Eli Wallach haciendo de malo, malísimo, James Coburn en un papel muy interesante, el callado bueno; Robert Vaughn como el alcohólico apetecible, y unos cuentos secundarios que formaron leyendo: Brad Dexter,  Whit Bissell,  Vladimir Sokoloff, Jorge Martínez de Hoyos,  Enrique Lucero,  Rosenda Monteros...
La cinta tiene algo de comunitario, incluso de comunista, la explotación de la tierra para quien la trabaja, aunque la defensa personal como valor del individuo es un valor muy liberal. Es una cinta que reúne valores diversos, la lealtad, el calor de la amistad, la importancia de lo que hay que hacer, porque hay que hacerlo, sin más. Sin esperar nada a cambio. La auténtica devoción por sí mismo, la respuesta que uno espera de su yo más íntimo. El espejo en el que se encuentra uno mismo de vez en cuando, al momento de verse reflejado en él como a veces sucede.
Realmente hay que decir que, a pesar de la crítica, algo cicatera, es una película infravalorada, de un director muy solvente, que ha hecho cintas absolutamente magníficas.

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