miércoles, 5 de junio de 2019

§ 1.651. La isla de los olvidados (Marius Holst, 2010)


Interesante cinta que se regodea en demasía en la exposición de la crueldad que en hilvanar una crítica a ella. No hay ningún planteamiento de política criminal, penal o penitenciaria, nada de cuál es la razón del enriquecimiento del director del presidio, que parece -sólo lo parece, porque no lo expresa- que se hace de oro con el trabajo de los niños. 
Narra una situación, unos sucesos de 1915, hace más de un siglo pues, en una Noruega, ahora faro y timón de los sistemas democráticos avanzados y de la protección social. No es que fuera diferente en otros países, es que probablemente en aquel sito era especial por el clima, realmente helador, y el aislamiento, en una isla, así como por las condiciones de vida y trabajo, duras de verdad.
C1, C5 y C19 narran una historia como otras tantas acaecidas en sitios como ese. Abusos, violaciones, malnutrición, trabajo agotador, medias pensiones.
Todo parece ir mal, hasta que aprecias las violaciones de un guardia a C5, que es cuando todo empeora de verdad.
El director parece atrapado por el jefe de los guardias que ha violado a C5, que termina suicidándose tirándose al mar.
Seguramente todos hubieran soportado las condiciones de vida y trabajo, pero no las vejaciones sexuales. Hay algo de primero en todo esto que n pueden dejar pasar.
La venganza de los niños, actuando como un sólo hombre es una alegado a todo lo que les han enseñado, a trabajar en equipo, a ser como un sólo hombre. La revuelta es la solución, la anarquía el camino, la liberación de la violencia contenida la estrategia, la necesidad de ser alguien lo que siempre quisieron. y la matanza de los guardias la consecuencia inevitable. La imagen del director de la institución arriba en la escalera, infligiendo miedo a los adolescentes es tétrica y patética. Da miedo y lástima a la vez. Pero le dejan marchar, vivo y con capacidad para volver. El ahorcamiento del jefe de los guardias es una escena muy dura, aunque finalmente le dejan vivir.
Queman todo, dejan marchar al director y piden hablar con el Rey de Noruega.
Se deja ver, pero no es una gran película. El tema carcelario con niños está 'reservado' a películas más gore, menos 'serias', más de testosterona juvenil, pero un tratamiento físico serio no lo recuerdo. Esta lo pretende, pero no me acba de agradar, hay algo que no cuadra bien, que no encaja. Para empezar que es demasiado larga, sobran 20 minutos. 90 minutos hubiera sido lo ideal. Curiosamente me ha ha parecido más tediosa la primera parte que la segunda, que se vie con más intensidad y emoción, pues no sabes realmente qué va a pasar, y cómo va a terminar lo que parece que va a acabar en drama. Sobre todo al ver llegar un barco cargado de militares y policías. El pánico es aterrador.
Buena película, que la había calificado con 6, pero le voy a poner un 7. Tiene algo. Le falta lo esencial, pero las escenas de paisajes, la música y el guión son buenos.

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