La música que principia la cinta es muy parecida a la de la segunda fase de Cleopatra de Mankiewicz, cuando la derrota, el alcohol y los desastres acechan a las vidas de los protagonistas más importantes de la obra.
No había visto nada de Cerchio, al que tengo por un director de Serie B italiano. Western baratos, spaguetti, obras históricas, y de aventuras.
No está mal rodada, lo que ocurre es que le sobran 20 minutos, un 20 por ciento. Las cosas se pueden contar de manera más rápida y directa.
Los escenarios están muy bien trazados, las ropas, los atrezos, etc.
Lo que ocurre es que, a pesar de los fallos de guión, las rémoras de continuidad, y algunas cosas más, de manera incomprensible, va decayendo y vas perdiendo el interés en ella. Los primeros 40 minutos tienen interés, van narrándose las cosas y muestras interés por ver qué ocurre y disfrutas del proceso. Pero luego, como digo, sobre el minutos 40 ó 45 va perdiendo interés.
Jeanne Crain es Nefertiti. Guapa y sobria, pero algo acartonada. No sé si es fría o distinta, pero no la ves implicada en el papel. No me ha parecido brillante. Vincent Price es el Sumo Sacerdote. Y no, decididamente, no. Con un rostro casi desfigurado por el maquillaje y con las cejas depiladas. Edmund Purdom es el escultor, con un aire al musculoso Victor Mature, pero sin tanta gracia. Al lado de Victor, éste actor es un aprendiz. Por último, Amedeo Nazzari es el Faraón.
La música es de Carlo Rustichelli, un compositor muy prolífico, pues trabajó en decenas de obras.
Una cinta que pretende ser entretenida, pero que naufraga un poco a medida que avanza y que se pierde en sus pretensiones de gran obra. Interesante, sin más.