Judios en Booklyn, tres generaciones de neoyorkinos que relatan el tránsito de las tradiciones ortodoxas a la modernidad.
Interesante, pero no creo que tenga nada que ver con las mejores películas de Lumet, un genio del séptimo arte.
Un buen reparto, un guión inteligente, y el sueño de siempre de todo maleante: realizar el robo perfecto, que es el que no deja rastro.
Nueva York, paisajismo urbano, ver a Sean Connery y Dustin Hoffman como alegría y el aliciente del robo. Poco más. No es realmente una película vacía o fallida, pero no impacta, no llena, y además de sumamente previsible es un poco larga.
Casi de lo peror de Lumet que recuerdo.
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