Mala de solemnidad. Qué cosa. Bajo el reclamo de Anita Ekberg se construye una historia de vampiros previsible, aburrida, sin tono ni empaque, sosa, nada entretenida, y únicamente apta para los muy fan de este tipo de películas. Barata, con un guión tope y sin emoción ninguna, una música nada interesante Carlo Savina con un órgano prominente que no deja lugar a la imaginación, ese punto de lesbianismo que estaba tan en boga en la época, y muy pocas cosas más...
Totalmente prescindible.
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