Interesante thriller del montón con el reclamo de un gran Burt Reynolds, una guapa Theresa Russell y un secundario de lujo, Ned Beatty.
Un desarrollo convencional, una trama lógica y que se desarrolla con soltura. Es la última película de las siete que dirigió. Al parecer su fracaso en taquilla le hizo abandonar la dirección. Almas de metal (1973) y Coma (1978) son estupendas. Ésta no tanto.
Le falta la adrenalina que sí tienen otras películas de Reynolds y la soltura de las 'policíacas' interesantes. Por momentos es 'plasticosa', algo amanerada y muy previsible. Le falta chispa y empuje.
Esa búsqueda del asesino para salvarse a sí mismo es algo muy aburrido, manido y poco edificante.
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