Magnífica película. Realmente espléndida. Temática social, con un tratamiento singular, como todo el cine británico de los años sesenta. Una factura clásica, una puesta en escena muy característica, un blanco y negro verdaderamente bonito. Un director reconocido: Tony Richardson, con un actor que hace un papel que le viene como anillo al dedo: Tom Courtenay, con el apoyo de un Michael Redgrave que cada vez que le veo me parece mejor actor de lo que yo mismo pensaba, y siempre he pensado que era un actor excelso, de los incuestionables, de los clásicos 'modernos'.
Delincuencia juvenil, reformatorios ingleses duros en el trato, prácticamente cárceles y una introspección de sí mismo a través de la carrera, del atletismo.
Está muy bien estructurada, con los flasback que narrar la vida del chico y de su familia, la pobreza, las dificultades, el lumpen y la marginalidad.
Se la considera un clásico del cine vanguardista británico, una película de referencia, de las que hay que ver y comentar.
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