martes, 4 de junio de 2024

§ 3.422. La ciudad desnuda (Jules Dassin, 1948)

 

El pulso de la gran ciudad. De esa que nunca muerde, que siempre está planeando algo, y no siempre bueno.
Es la historia de una ciudad, pero también de cómo se investiga un crimen. Con ciertos toques propagandísticos incluso.
Es la segunda vez que la veo, y la recordaba más violenta, una historia más sucia, más enrevesada.

lunes, 3 de junio de 2024

§ 3.421. El otro (Robert Mulligan, 1972)

 

Terror en la vida rural americana de mediados de los años treinta. Bien hecha aunque algo olvidada, al menos no la tengo muy presente dentro de las mejores del género. La recomendaron en una hilo de Tuiter y la compré. Un planteamiento algo lento, con niños que no parecen diabólicos aunque sí perturbadores.
Hermanos gemelos que juegan cuando se quedan huérfanos, uno de ellos realmente es perverso, en su comportamiento, en sus acciones. Incluso el otro hermano sospecha que pudo ser él el causante de la muerte del padre.
Universos enfrentados, dos formas de funcionar y vivir, algún misterio -básicamente la lata de tabaco que guarda el niño más inocente y que contiene, además de un anillo, algo guardado en un pañuelo azul- y una mecánica ortodoxa dotan a la cinta de una corporeidad interesante. A medida que avanza se vuelve más oscura y opaca. 
Visiones, misterios, capacidad de incorporarse a otros cuerpos, irracionalidad sugestiva y un punto de poesía alfombra la maldad del hermano. Las bromas infantiles se convierten en perversos juegos juveniles, para pasar a ser parte de una maldad organizada fría y despiadada. Sin la menor duda, y sin ningún tipo de remordimiento, culpa o necesidad de perdón. 
La maldad existe, es evidente. También en los niños. Por pequeños, graciosos o simples que éstos sean.
La abuela rusa no contribuye a la calma, aunque así lo parezca, sino todo lo contrario. Cuenta cosas fantásticas, y modula el comportamiento de los niños, pero hay algo en su proceder que escapa a la lógica relación que debe existir entre nieto y abuela. No es que de miedo, pero por momentosves algo complicado en su funcionamiento.

§ 3.420. Noche en la ciudad (Jules Dassin, 1959)

 
Tiene algo de Carol Reed y otro poco de Hitchock. Cine negro en estado puro. Zafio, sucio, grosero y por momentos sórdido. Todo el mundo del suburbio londinense de los años treinta en todo su esplendor. El retrato de un maleante tendencialmente tirado hacia el hampa más oscura es el sostén de la cinta. Gene Tierney no parece la actriz dedicada a este papel. Me gusta más cuando trabaja desde la atalaya cínica y superficial que muestran los aspectos más bellos de los personajes frívolos. Richard Widmark sin embargo, muy en el papel de Udo, sí es capaz de transmitir credibilidad. Algo histriónica y descocada, pero formalmente impecable.
Al parecer, por lo que he leído, es una película que tuvo dos versiones claramente diferenciada, una europea y otra americana. La que he visto es la americana.

domingo, 2 de junio de 2024

3.419. Éxtasis (Gustav Machaty, 1933)

 

No es exactamente muda, es que se habla poco en ella. Celebérrima por el desnudo integral de la protagonista, una jovencísima Hedy Lamarr, que ni siquiera se acredita todavía con ese nombre, y por ser una de las primeras cintas en simular un orgasmo femenino.
Director desconocido para mi, sólo he visto esta cinta suya. Fue un director con carrera larga y prolífica.
El atractivo de ver a Hedy es lo único que sustenta el interés de la película. Absolutamente prescindible por todo lo demás.

sábado, 1 de junio de 2024

§ 3.418. Bilitis (David Hamilton, 1977)

 

Desnudos elegantes, morbo de baja intensidad, fotografía con clase, granulado singular en la pantalla, colores pastel, historia morbosa y una música repetitiva y aburrida hacen que la imaginación del espectador se desboque en una historia que no tiene nada de particular. 
Es aburrida, pueril, excesivamente tediosa, pretendidamente inteligentes y soporífera. Es, en realidad, una auténtica, bobada.
Un guión más que simple, simplón. Y una organización al servicio de la fotografía que pretende que pasemos admirando durante toda la cinta. 
Insoportable.

viernes, 31 de mayo de 2024

§ 3.417. Amor y pasión (Tinto Brass, 1987)

 

Una de las últimas de Brass que me quedan por ver de las que se pueden comprar en castellano. Un poco cortada por el mismo perfil, con ese plano tan característico de Tinto de un a cama en el centro de la cámara a media altura. como si pretendiera decir que es el centro de la vida, de la existencia. Muy básico, pero muy efectivo. 
Un matrimonio liberal americano en Italia que recupera la pasión por separado con distintos amantes. Un erotismo discreto en una trama más o menos compleja es la fórmula de Brass. Sabe rodar, tiene dinero para un presupuesto más o menos, seguro que sabe buscar y montar guiones, y el resto entra dentro de la tradición italiana de películas de destape, más o menos subidas de tono.

§ 3.416. El desafío de las águilas (Brian G. Hutton, 1968)

 

Aunque la he visto muchas veces no tengo redactada ni una pequeña crítica. Seguramente es la cuarta o quinta vez que la veo completa, seguramente algunas más cuando la he cogido en la tele, pues la ponen mucho.
Es un canon de cinta. Domina todo un género. Es de aventuras, de guerra, nazi, de misterio, de armas, con su puntito de amor, de morbo, incluso de chanza o risa.
Destacados son Richard Burton y Clint Eastwood. No sé quién, probablemente Eastwood, ha dicho en algún momento que es una de las mejores películas que ha hecho. que le gusta mucho y que es un trabajo fantástico. Maria Uré es la chica, fantástica de verdad.
Para ser una película tan larga, prácticamente dos horas y media, no se hace larga. Tiene una secuenciación de los clímax y los episodios de tensión bélica verdaderamente geniales. 
Unos secundarios perfecametne integrados, una música no especialmente intrusiva y unos colores muy decentes colocan el conjunto en un lugar muy destacado. Me ha sorprendido que sólo le tenga puesto un 8, cuando, realmente, es una obra maestra.
Brian G. Hutton no es un director prolífico. Sólo firmó nueve películas. Y cuatro, las únicas que tengo de él, son verdaderamente estupendas. Ésta, Los violentos de Kelly (1970), también sobre temática militar, Una hora en la noche (1973) que la recuerdo como una obra verdaderamente magnífica, delicada y fina, a pesar de la crudeza del argumento y del guión, y El primer pecado mortal (1980), que no hace mucho que la revisé y me parece que Sinatra hace un papelón bestial. Creo recordar, además, que es su última película.
Las escenas del teleférico siguen siendo impresionantes. Están rodadas hace 55 años y siguen conmoviendo.

§ 3.902. Entre el amor y el juego (Sam Raimi, 1999)

  Tercera vez, quizá cuarta, que la veo. Siempre me ha gustado mucho.