domingo, 17 de marzo de 2019

§ 1.591. La gran ilusión (Jean Renoir, 1937)


No dudo de su calidad técnica, de su maestría, de su valor en la historia del cine. Pero no me ha gustado demasiado, no me llega, no soy capaz de apreciar esa visión irónica y descreída de la guerra, el honor y la amistad. No consigo apreciarla. Me llama la atención la cantidad de crítica positivas que recibe, con un 8 en Filmaffinity, que es una nota altísima.
Pero hace años tampoco me gustaban Kurosawa, o Bergman,  Roselini, y incluso hay un Ford que me parecía cansino. Y luego me encantan. Quiero decir que probablemente dentro de unos años cuando la vuelva a ver tendré otra visión, otra perspectiva.
Pero al día de hoy me ha gustado demasiado, en realidad las películas anti-bélicas no me agradan. No me gustó nada la de Samuel Fuller [Uno rojo: división de choque (1980)], ni  otras similares: Dalton Trumbo: Johnny cogió su fusil (1971).

§ 1.590. Río Rojo (Howard Hawks, 1948)


La última vez que la vi fue el día que murió Gaspar Rosety, lo acabo de comprobar.
Hace años. Es una película magnífica. Tiene ese magnetismo propio de las cintas de toda la vida, gran factura, mejor metraje, guión excelente y actores en estado de gracia.
Siempre la he visto desde la perspectiva de Montgomery Clif, esa especie de hijo descarriado, bueno pero con carácter, firme y guapo, pero cerca de naufragar en su propia conciencia,  Viendo cerca a Wayne y Cliff, la verdad es que no hay comparación posible, uno es uno de los mejores actores de todos los tiempos y el otro uno de los mayores valores de la industria, capaz de dar vida a cualquier cosa. Cliff es otra cosa, espléndido actor, de gran intensidad, creíble y convincente, veraz y poco efectista, grandísimo actor, torturado emocionalmente, frágil en la distancia corta, potente en sus papeles de hombre distante y febril, impedido para potenciarse a sí mismo, poco amigo de jilipolleces, garantía segura de gran película.

jueves, 14 de marzo de 2019

§ 1.589. Con la misma moneda (Phil Karlson, 1975)

Siempre he tenido predilección por Phil Karlson, siendo plenamente consciente de que no es un gran director, sino un artesano de la Serie B -el Rey le llamaban- que tuvo momento muy interesantes. Pero esta no es su mejor película. Se deja ver sólo por el interés de visionario una cinta suya, en recuerdo de otras mejores.
El guión es bueno, tiene intensidad y profundidad y recorrido, no se se queda corto ni mucho menos, y llenas los 105 minutos de sobra. El juego, la chica, el asesinato, la venganza, el mafioso en la cárcel. Lo tiene todo. 
La dirección es enérgica, sentida y con desarrollo.
Me fallan los actores, encabezados por Joe Don Baker, un actor más de tele filmes que de grandes pantallas. Los demás para mi no son desconocidos. Es un grandullón, poco dotado para la interpretación pero lleno de hormonas y testosterona poco compatible con el new man de los años ochenta posteriores.
Una estética muy setentera, en las ropas, en los coches, en los modales, los pelos y barbas, el macarrismo efectista y con altas dosis de adrenalina fatua, sin propósito e inservible.
Lo que más me ha gustado ha sido cómo esconde el director el propósito de venganza del protagonista, hasta más de la mitad de la cinta no lo aprecias, no sabes cómo lo piensa hacer y qué pretende.

miércoles, 13 de marzo de 2019

§ 1.588. Persecución en el Norte (Raoul Walsh, 1943)

Entretenida película de aventuras en un guión que ya he visto en otra cinta pero no recuerdo de quién es, quizá de Curtiz, quizá de Thorpe, no me acuerdo, y aunque la he buscado no recuerdo ni como se llama, ni de quién era. Pensé que era de Presburger, pero no lo es, lo he comprobado y no consigo recordarlo.
Ya la he encontrado, se llama: Los invasores (Michael Powell, 1941), es de una temática muy parecida, aunque aquella era más propagandística que esta, que es mejor película.
Es una mezcla entre aventuras y persecución de nazis, una cosa rara que funciona en un directorazo brutal, magnífico, uno de los más grandes, de los más versátiles, de los que mejor conocían la industria, estupendísimo de verdad. Ni una película mala, ni una.
Siempre sabes, en todo momento, que el policía montado del Canadá se ha infiltrado para socavar los cimientos de la infraestructura nazi instalada en territorio del Canadá. Pero el juego de que secuestraran a la novia y la obligarán a ir con ellos dificulta su estrategia, porque, además, los nazis tampoco se fían mucho de él. Es lo que tiene el mundo del espionaje.

martes, 12 de marzo de 2019

§ 1.587. Blues en la noche (Anatole Litvak, 1941)


Comienza como una película blanca, incluso de Capra, sobre el Blues, el Jazz, la libertad y la música y ella sola se va emborronando, ensuciando, haciéndose más espesa, prácticamente sin apreciarlo de manera clara. Termina como una película d cine negro, de desesperación y broncas, de suerte tirada a la basura, de vidas varias después de emociones artificiales.por una mujer fatal que no tiene talento para cantar pero si gran dosis de astucia para esconder su incapacidad, así como una alta estima de sí misma que propicia que sobrevalores sus capacidades. Los caminos por los que se llegue a la autodestrucción no siempre son lineales, ni siquiera se programan, surgen, acaecen, se presentan, sin más, sin previo aviso, sin dar noticias, sin que cuestionen el momento o el lugar.
Litvak siempre sorprende, tiene cosas realmente buenas, esta no está entre sus mejores obras, pero se puede ver, tiene buena música, y  consigue un cierto ambiente propio de películas mayores, más hechas, más maduras.

lunes, 11 de marzo de 2019

§ 1.586. El cazador de forajidos (André De Toth, 1954)


Excelente película entre negro y westher, con un Randolp Scott imperial. Me parece una gran cinta. Con muchos personajes y un punto detectives que favorece la trama. No es una del Oeste más, tiene algo diferente, como muchas de sus películas. Siempre tienen un plus, un algo diferente, que no las convierte en lo de siempre. Con un metraje equilibrado, un guión muy bien trabajado y con un artesano a los mandos no puede salir mala cinta.
Siempre con un código moral, con un reposo de solvencia ética, un hombre de una vez, que transmite lo que debe ser, no lo que les gustaría ser.

domingo, 10 de marzo de 2019

§ 1.585. La nave del destino (Clarence Brown, 1952)

Entretenida película de aventuras con un trasfondo histórico cierto, la llegada del Plymouth a América y todo lo que ello supuso, que, según cuentan, partió de un engaño, porque les desembarcaron en un lugar cien millas al norte de donde había acordado por una trampa del patrono del barco para adquirir una compañía contraria. No sé si será verdad, aunque no me extrañaría, en absoluto.
La mezcla de personajes y caracteres variopintos que se enrolaron en esta peculiar aventura pretenden ser bien reflejados en la cinta, pero no es su objetivo. Más allá de la personalidad del Capitán del barco, sobre arisco y adusto, acostumbrado a transportar materiales y no personas.
Un Spencer Tracy en su linea de hombre maduro seguro de sí mismo y una guapísima Gene Tierney en la última película de un gran director, uno de los que transitaron del mudo al sonoro con facilidad y éxito. He leído en Wikipedia que fue nominado a seis Oscar y no ganó ninguno. Es el tipo de director que tengo que frecuentar más a menudo. De hecho es la primera película suya que veo, aunque tengo Ana Karenina, que tendré que visionario en breve.
Fue el gran valedor de Greta Garbo, una de las actrices más icónicas de todos los tiempos.

§ 3.785. Un juego de muerte (Robert Wise, 1945)

Un extraordinario remake de una extraordinaria película: "El malvado Zaroff" ( Irving Pichel,  y Ernest B. Schoedsack, 1932). Y au...