martes, 28 de junio de 2022

§ 2.741. Sonata de otoño (Ingmar Bergman, 1978)

 

Una de las más célebres del último Bergman. Y prácticamente el último éxito de Ingrid Bergman.
Duelo interpretativo entre la más volcánica Ingrid Bergman, y la más 'cold' Liv Ullmann, a ver cuál de las dos mantiene mejor el tono. Una película actoral por encima de todo, en el que el peso recae en las actuaciones, no tanto en el guión, aunque sí en los diálogos, que son un verdadero prodigio, probablemente perfectamente leíbles en un ensayo, quizá mejor en una obra de teatro.
Sentimientos de culpa, represión del verdadero yo, celos y amarguras, sucesos daños enterrados en el pasado, recuerdos dolorosos, madre ausente en la infancia y en la juventud. Otra hija discapacitada, y en la pareja más joven un hijo muerto con cuatro años. Seguramente circunstancias de la vida pero que llevadas a la trivialidad del día a día se muestran dolorosas e incapaces de remontar. Todo un cúmulo de sentimientos que se narran de manera suave, desde el corazón. 
La frialdad de las relaciones personales y sentimentales de los suecos, de los nórdicos en general, probablemente sea una forma peculiar de abordar las situaciones de la vida. Algo alejada de nuestra forma de ver las cosas. Y desde esa frialdad es, probablemente, más difícil abordar algunos problemas, aunque, también probablemente, más fácil acometer otros.
No sé por qué, pero creo que todo el mundo puede recocerse, en parte naturalmente, en las relaciones entre las protagonistas. Hay algo intemporal en ello. Pero la forma tan cruda en que se muestra es desgarradora. Por ello inolvidable, pero aterradoramente veraz.
Me ha parecido soberbia. Absolutamente soberbia.

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