Intentar repetir el éxito de Gilda (Charles Vidor, 1946) con la pareja de artistas que hicieron aquella obra de arte no es ni fácil ni siquiera posible.
Tiene algo la cinta, esa belleza racial de Rita y la elegancia varonil de Ford hacen el camino de la cinta.
Un artesano de la industria, Sherman tiene películas interesantes de profundidad y hondura, entretenidas y apetecibles.
El contexto de cine negro está muy bien tratado, con una narración típica del género. Una justificación, un delito, una actuación fuera de lugar, una venganza y una redención. Guión más que razonable, diálogos bien trazados, un ambiente exótico que colorea toda la cinta y un metraje civilizado.
Me ha gustado, no siendo una obra de arte, ni mucho menos.
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