sábado, 31 de octubre de 2020

§ 2.068. El inocente (Luchino Visconti, 1976)

 

   La historia de una infidelidad en una sociedad decadente, decrépita. Giuliana Hermila vive un matrimonio de fachada con un hombre -Tullio Hermil- encantado de sí mismo dedicado por completo a sí mismo, obviamente con su amante, Teresa Raffo, una mujer tremendamente frívola dedicada a organizar cenas y convenciones, fiestas y eventos.

   Decidido a abandonarla sólo se vuelve a sentir atraído de nuevo por ella cuando esta decide tener un amante, un guapo y joven escritor llamado Filippo d’Arborio. La aristócrata se queda embarazada de su amante y el marido enloquece. No son celos lo que tiene realmente, es insatisfacción por verse mancillado en su posesión más primitiva. En realidad le da igual que su mujer tenga un amante, lo que no quiere es sentirse mal por ello. Un hombre que ya no existe. 

   Retrato de una sociedad que ya no volverá, de una Italia de finales del XIX o principios del XX hedonista y decrépita, sin ninguna sensibilidad social ni política. Una sociedad cerrada y pétrea, impermeable a otros que no sean ellos mismos. Duelos a espada, ofensas con la mirada, hombres superficiales y mujeres frívolas.

  La estática de la película es una preciosidad, cuidada y elegantes, ópera, cortinajes, vestidos, ropa, caballos, casas, muebles, sillas, mesas, joyas... elegancia, atildada y manierista, con una posición social (de cuna) que hay que defender y sostener...

  La tensión sexual perdida con la mujer y la pasión como el motor de la existencia propia. El deseo carnal como el elemento central de la vida, lo que mueve el interior de uno hacia su propia proyección. Tener una amante es algo más que disponer de alguien con quien dar rienda suelta a las pasiones, es proyectarse a sí mismo, completarse. Satisfacerse es triunfar.

   La cinta también puede verse como un estudio sobres la diferente forma de apreciar la sexualidad masculina y femenina. Para él tener un amante es algo natural, deseable, e incluso alabado. Para ella tener un amante es una afrenta, una mancha que evitar y limpiar. Por eso sufre de manera tal que le hace perder el equilibrio interior, no sólo por el componente moral del asunto, que también, sino, sobre todo, porque se derrumba su forma de vivir, que es lo que más le importa.

  La última película de un grande verdad. Algo más que un cineasta, un artista completo y total. Un hombre del renacimiento en pleno siglo XX. Si hubiera nacido 300 años antes hubiera pintado o escrito, pero ahora prefirió hacer cine y montar óperas. Todo un personaje de la cultura italiana y europea. Un referente en cuanto al gusto y el estilo.

  Los actores son Giancarlo Giannini en el papel de marido atormentado. Es un actor muy conocido, con una fisonomía singular y muy reconocible, guapo, elegante, delicado, fino y muy varonil.

   La novela sobre la que se basa la película es de Gabriele d'Annunzio, un autor imprescindibile en lengua italiana, santo y seña del decadentismo e ideólogo del fascismo. El guión es de una de las maestras del cine italiano, Suso Cecchi D'Amico, guionista excelente, a la que recurrieron multitud de cineastas: Luchino Visconti, Vittorio De Sica, Mario Monicelli, etc.

    Su mujer es Laura Antonelli, una actriz clásica del cine europeo. Su amante es Jennifer O'Neill, una actriz con menos recorrido y ya muy olvidada. Los demás actores son Marc Porel, Rina Morelli, Massimo Girotti, Didier Haudepin, Marie Dubois, Claude Mann.

    Es probable como se comenta que la idea inicial de Visconti era que los papeles principales fuesen interpretados por Alain Delon y Romy Schneider. Seguramente no hubiera cambiado mucho la cinta, quizá más éxito comercial.

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