domingo, 25 de octubre de 2020

§ 2.051. Ocho sentencias de muerte (Robert Hamer, 1949)

 

   Una película entretenida. Una especie de asesino en serie del siglo XIX. Un pretendido duque planea asesinar a todos los parientes que gozan de mejor derecho que él para ostentar el ducado. Desde luego es un guión muy inteligente y trabajado.
   El director tuvo varias películas de cierta relevancia,  en Wikipedia (en inglés) se comenta que era muy apreciado por sus colegas, considerándole un director muy cualificado y talentoso. Murió muy joven, con 52 años solamente, y completamente alcoholizado, probablemente por su homosexualidad. En la época en que vivió la práctica homosexual continuaba siendo un delito.
  Entretenida, muy brithis, muy distinta y gozoble. Parece casi una obra de teatro, con un voz en off que va narrando qué va haciendo y cómo lo planea.
   Alec Guinness es el actor que encarna a todos los miembros asesinados, en un ejercicio actoral sólo al alcance de unos pocos, de los elegidos. Caracterizado como persona de edad, como joven, de varias edades, temperamentos, actitudes. Un señor de la escena, a la altura de los mejores. Una maravilla, de un actor de eso que da corporeidad a una película.
   El actor que interpreta al duque asesino es Dennis Price, para mi también un actor desconocido, pero que cuenta con una carrera absolutamente magnífica, larguísima, constante y sostenida en el tiempo. No tiene nada que ver con Vincent Price. Este es americano y el de esta película ingles. Es un apellido corriente y  natural.
   La película está considerada como una joya del cine británico, siempre en la lista de las mejores películas de su historia del cine. Un estilismo y una ironía 

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