martes, 10 de septiembre de 2019

§ 1.690. La última caza (Richard Brooks, 1956)

Interesante película de un director muy solido, con grandes cintas, algunas de ellas míticas del cine, sobre todo desde el lado romántico.
Con este Wester, con Muerde la bala y, sobre todo, con Los Profesionales tiene tres obras muy interesantes. 
Robert Taylor hace un papel más difícil que Stewart Granger, mucho más plano en toda su carrera, con menos aristas, menos poliedrico, menos carácter. Aquí hace de hombre torturado que mata búfalos por placer, por el placer de matar, no por el dinero ni la gloria, nada de eso, el sentimiento primario de matar por matar, de ser capaz de tener en sus manos en control sobre la vida y la muerte de los animales. La explicación de su proceder no es explícita, tienes que imaginártela.
El tema es interesante, esta bien desarrollado y hasta cierto punto es conmovedor, pero no eleva la historia al nivel superior de otras del oeste. El afianzamiento de la propia vida dando muerte es, como en algún momento se dice, una forma de saborear la vida, de saberse vivo y fuerte.
Los demás secundarios son Lloyd Nolan como el desolador de búfalos, muy reconocido en Un Sombrero lleno de lluvia,  y la muy guapa Debra Paget, que, la verdad, de india no pega ni con cola, recordada por Los 10 mandamientos, y, sobre todo, por El Tigre de Esnapur y La Tumba india, las dos de Fritz Lang.

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