sábado, 7 de marzo de 2020

§ 1.843. El renacido (Alejandro González Iñárritu, 2015)


Es la segunda vez que la veo. La primera me impresionó mucho, y eso jugaba a su favor. Esta vez la veo de manera diferente, más crítica, más despegada de la trama. Desde luego los paisajes son alucinantes, me parecen simplemente increíbles. Pero la historia no me llega, no creo que sea una gran película a la altura de otras del oeste que muestra paisajes parecidos. Tiene algo que hace que la veas, pero me parece larguísima y un poco autoreferencial. Iñárritu dice: mira lo buen director que soy, te lo voy a mostrar a lo largo de cada plano.
Tiene guasa que a Leonardo DiCaprio se dieran el Oscar por esta cinta y no por otras en las que ha participado, a mi juicio mucho mejores.
Pero era el momento de Iñárritu y lo aprovechó, sin duda. Me gustó más la primera que la segunda vez. Se puede recomendar alertando de que no estamos en presencia de una obra maestra, sino de una película interesante, sin más, excesivamente larga.

§ 1.842. El fantasma de la ópera (Arthur Lubin, 1943)

Muy colorista, muy bien ambientada. Grandemente orquestadas, con unos decorados magníficos, la ópera, el París de finales del XIX. Tiene algo de tragedia de enamorado, de fatalismo, de obsesión malsana, de morboso y pecaminoso modo de vida.
Muy luminosa, con gran color, se ve perfectamente. La limpia que se hace con métodos modernos de las cintas originales dejan las películas con una claridad absolutamente perfecta. Da gusto verla, con un Technicolor precioso.
Es más una película musical que otra cosa. No es lo que más me gusta. Me cansa y, la verdad, no creo que la vuelva a ver de nuevo. Pero estaba en el paquete de películas de miedo de la Universal y hay que verla. Ni es mi género ni es mi estilo. No me agrada.
Arthur Lubín parece un director competente de gran éxito en la televisión. Sólo he visto una película suya: Impacto (1949) que no recuerdo.
El elenco de actores no es especialmente brillante. Nelson Eddy, Susanna Foster, Claude Rains, Edgar Barrier, Leo Carrillo, Jane Farrar, J. Edward Bromberg, Fritz Feld, Frank Puglia, y Hume Cronyn. Sólo conozco a Claude Rains, que le he visto en varias películas últimamente y en todas me quedo con una sensación rara, de no encajar correctamente, de ser un actor que no ha escogido bien sus películas. Trabajó mucho, desde "Lawrence de Arabia" (1962) de Davis Lean, pasando por "Lisboa" (1956) de Ray Milland y "Donde habita el peligro" (1950) de John Farrow hasta "Casablanca" (1942) de Michael Curtiz. Tengo la sensación de que podría haber llegado a mejores cotas, más alto.
El resto me suenan poco.
Nelson Eddy, que era cantante e intervino en 19 películas todas musicales y una para mi desconocida Susanna Foster, guapísima que sólo hizo nueve películas, quizá esta la más conocida, del 1939 hasta el 1945, desapareciendo de la escena artística. No tiene ni siquiera huella en Wikipedia, que para una actriz de cine significa que no se ha proyectado mucho, que no ha tenido recorrido ni excesiva repercusión. Sí la tiene en ingles, no la tiene en Castellano. Más cantante de actriz, con una vida tormentosa no especialmente feliz ni equilibrada.

§ 1.841. Armageddon (Michael Bay, 1998)

Lo que se esperaba de ella.

jueves, 5 de marzo de 2020

§ 1.840. La momia (Karl Freund, 1932)

Parece mentida que una película de 1932 pueda verse con esta nitidez, con este sonido. La restauración de estas películas es maravillosa.
La trama es bien conocida, pero esta es la primera versión, la historia original.
Boris Karloff en el tipo de película que le hizo famosísimo... Hierático, sobrio, desagradable, poco empático, alto y espigado. Perfectamente reconocible en cualquier película.
Una trama muy conocida, más por sus secuelas que por la visión del original. Ingleses, oriundos egipcios,   momias, asesinatos, maldiciones de hace 3700 años, amores de los años veinte.
La chica es Zita Johann, que hizo muy pocas películas, no más de ocho, entre ellas Pasto de tiburones, de Howard Hawks, también de 1932. Singular actriz, cuya última película data de 1934 y luego se retiró, interviniendo en una película en 1986, falleciendo en 1993.
Director para mi desconocido, Karl Freund. Sólo hizo ocho películas, seis de ellas no tiene valoración en Filmaffinity, lo que significa que no se ven a menudo, probablemente descabalgadas del circuito comercial de venta de películas. Sí me suena otra de él, Las manos de Orlac, que también, como esta, sí tiene valoración. Fue un reputado camarógrafo, y un gran director de fotografía: Metrópolis (1927), Dracula (1931). Ganador del Oscar a la mejor fotografía por La buena tierra (1937). También trabajó con con John Huston en Cayo Largo (1948), con Michael Curtiz en El rey del tabaco (1950) y con  Ray Enright  Montana (1950). 
Muy innovador en el empleo de las cámaras, la luz y el movimiento de cámara.

miércoles, 4 de marzo de 2020

§ 1.839. Drácula (Tod Browning, 1931)

Primera versión de una historia que ha tenido, según se aprecia en la base de datos de Filmaffinity hasta 111 versiones diferentes, de todos tipo... algunas espléndidas, otras no tanto. Series de televisión, demenciales adaptaciones, pero esta es... la primera.
Sé que los decorados son infames, de puro cartón-piedra, que Bela Lugosi no es, precisamente, lo que se dice un actor dotado, que la historia es inverosímil y que todo lo rodado se puede hacer mejor y de manera más sencilla. Pero me gusta. La sobriedad del guión, el manierismo de sus planos, la falta de pudor en narrar con saltos gigantescos que dificultan el seguimiento de la historia. Todas las críticas con reales, todas tiene razón. No es una gran película desde el punto de visa técnico ni fílmico, pero constituye, al menos para mi, un documento magnífico.
Aunque a la vez que se rodaba esta cinta, en los mismos estudios se rodaba otra en español, con el mismo título y dirigida por: George Melford, y Enrique Tovar Ávalos, que, al parecer, le gustó mucho más que esta a los estudios.
Bela Lugosi tiene en encanto que se da a determinados actores una vez que han pasado sus mejores tiempos.
El director, Tod Browning, es un director a medio camino entre el mudo y el sonoro. Con esta película llega a su cima, que no volverá a hoyar.

martes, 3 de marzo de 2020

§ 1.838. Confidencias (Luchino Visconti, 1974)

Perturbador relato de las relaciones humanas. Bajo una excusa algo pueril se muestra un cuadro de relaciones humanas de un hombre maduro, solitario, envuelto en sí mismo, apartado de la sociedad. Viudo hace años ve alterada su senectud y su soledad por una familia peculiar que a regañadientes consigue que les alquile el piso superior de su palacete italiano repleto de obras de arte, cuadros, esculturas, y muebles valiosos que ha ido atesorando en toda una vida de estudio, reflexión y familia. Porque es evidente que todo lo que atesora viene de familia, los incunables, los cuadros valiosos, etc.
La frivolidad de los vecinos, la marquesa con sus dos hijos y su amante conforman un cuadro deprimente y algo depravado de la sociedad que el profesor es incapaz de comprender. No es un problema de adaptación a lo nuevo, constituye más una incapacidad ontológica para empatizar con el prójimo. Pasa del enfado a la sorpresa por los comportamientos que aprecia en sus nuevos vecinos, de la ira contenida a la sonrisa por las situaciones insospechadas que vive de forma nueva, porque para él todas son novedosas y distintas.
Las conversaciones entre el profesor y el amante de la marquesa son el eje central sobre el que pivota el eje central de la película. El discurso sobre la ciencia y la técnica del profesor es pedante pero acertado, una visión materialista de la ciencia, con claras reminiscencias marxistas.
Y el recurso a la habitación secreta tiene algo de oculto, para no mostrar un deseo, una obsesión, un misterio, para dejar algo cubierto por la bruma, como si quisiera mostrar que todo hombre, todo ser humano, tiene algo que ocultar. El chico joven es un amoral descreído de todo, incapaz de encontrar su camino en la vida y que se ha dejado llevar por el camino fácil de ser amante de una rica aburrida y podrida por dentro, sin vida interior más allá de la obtención de sus placeres. Su amoralidad queda retratada con la orgía que organiza en casa del profesor con los dos su amante, bisexualidad dixit con infantes.
El profesor es un hombre moral, de otra época, con principios sólidos que no sirven para la nueva vida que se avecina. Tiempos recios de novedades.
La soledad se ha mitigado, pero no era ese el propósito del profesor. Quería estar solo, con sus recuerdos, con sus libros, sus cuadros, sus obras, su obra principal, él mismo.
Burt Lancaster es el profesor mayor. Hijo de italiana heredó el palacete y toda su vida de adulto ha vivido en él. Silvana Mangano es la marquesa depravada que no tiene el más mínimo reparo en mostrar a su amante ante sus hijos, ni en comprar su afecto regalándole el piso en el que van a vivir en Roma. Helmut Berger es el amante de la marquesa. Actor singular, amante del propio Visconti, bisexual reconocido de familia abolenga como el propio director. Claudia Marsani,  y Stefano Patrizi son los hijos de la marquesa. Claudia Cardinale es la esposa del viudo, que aparece en un flash, recordando tiempos mejores en la vida del profesor.
Sabia que Visconti me iba a gustar. Es intimista y arriesgado, sensible y profundo. Y elegante, tanto en los planteamientos estéticos de la historia como en los movimientos técnicos de la cámara, de los planos, de los encuadres. No es ni atrevido ni innovador en estos aspectos, pero eso no es lo esencial para él. No está demás recordar que era un excelente escenógrafo de las grandes óperas.
No sé por qué, pero me ha venido a la cabeza que quizá fuera el único director que hubiera podido llevar a buen puerto una buena película sobre la novela "El busca del tiempo perdido" de Proust.

lunes, 2 de marzo de 2020

§ 1.837. Detrás de las paredes (Jim Sheridan, 2011)

Las películas de terror no suelen gustarme. Me provocan una emoción desacostumbrada, algo que no experimento habitualmente. No soy un hombre miedoso, no al menos de este tipo de miedos. De sustos y cosas así. Aun así hay películas que tengo y que no puedo ver: "El resplandor" me costó una barbaridad y "El exorcista" ni lo he intentado...
En este caso es una casa encantada que es habitada por un matrimonio con dos niñas: Daniel Craig, y Rachel Weisz. La vecina es Naomi Watts, guapísima como siempre, que interpreta un inquietante papel de mujer fría pero que tiene ganas de contar lo que sabe. Y lo que sabe es lo que pasó en esa casa y cómo murieron asesinados sus habitante, también dos niñas y su madre. Probablemente por el padre (Peter Ward), que está internado en un hospital psiquiátrico.
El resto es conocido. Preocupación de los actuales residentes, investigaciones en el hospital por parte del padre. Confusión de personajes, miedo y inseguridad de todos..., algún intento de agresión con un coche. Y el esperado relato de la vecina, que además representa un peligro para la estabilidad del matrimonio desde el punto de vista de la mujer.
Hasta que, a mediados de la cinta, se descubre que el asesino es él. Que ha estado en el centro psiquiátrico cinco años por asesinar a su mujer y a sus hijas. Y que ahora tiene otra mujer y otras dos hijas. 
Hay algo que falla, hay que hacer un cierto ejercicio de voluntarismo para no perderse en la historia, que no se conduce fácilmente. Es una especie de segunda oportunidad de la locura. Un revivir el infierno por segunda vez para ser capaz de no cometer los errores (y delitos) que cometió la primera. No funciona. No al menos correctamente. Se ve, pero nada más. No infunde el pánico que otras cintas similares, "Campo de Cebollas" (BECKER, Harold Becker 1979) es un buen ejemplo de ello.
No se comprende bien. Todo se complica más cuando parece que se descubre que él se lo está imaginando todo después de salir del hospital psiquiátrico. Todos están muertos, ella y las niñas. Él se lo está imaginando todo. Eso explica porque la policía no le ayuda, y porque no se ve ninguna escena en la que aparezcan las niñas y su mujer a la vez, en el mismo plano. Una especie de "El Sexto sentido" (M. Night Shyamalan, 1999).
La casa está en ruinas, él acaba de salir del penal psiquiátrico, y su cabeza es una bomba. Sobre todo porque no sabe si fue el quién las dio muerte o no.
Acude a la vecina, que le explica más o menos lo que pasó.
El director es un clásico de los años 90. Irlandés muy reconocido por películas muy comprometidas: con la discapacidad, con el régimen carcelario británico, con la marginalidad de algunas gentes de su país. Muy unido en sus primeras películas a Daniel Day-Lewis con el que hizo tres de sus muy conocidas cintas.
Daniel Craig no es el actor más capacitado para un papel de este tipo. Rachel Weisz tampoco. Solo Naomi Watts consigue emotividad real a su personaje.
La película no es buena, aunque no larga, y eso se agradece. Pero es confusa y no consigue lo que pretende.

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...