martes, 30 de abril de 2024

§ 3.384. El último héroe americano (Lamont Johnson, 1973)

 

Tercera película que veo del director, después de Los que saben morir (1970) y El gran duelo (1970). No tiene muchas más cintas en pantalla grande, pero sí mucho trabajo para televisión: miniseries y series de televisión.
Es una cinta basada en un relato de Tom Wolfe que narra las peripecias de Junior Johnson, un corredor de las carreras ovales, la Nascar. Al parecer es el ganador de más carreras sin un campeonato estatal, incluyendo algunas de las más grandes, 500 millas en circuitos míticos.
Muy bien Jeff Bridges, muy bien, como siempre, en un papel de juventud, en uno de sus primeros papeles. También están el inexpresivo Ned Beatty y como manager del equipo interviene Gary Busey, gordito simpático que aparece en cientos de películas.
Muy interesante es el papel de Valerie Perrine, tiene un cuajo tremendo y una capacidad impresionante. Me gusta mucho.
Es interesante, tiene ritmo pero me llega lejos el tema y el espíritu de ruralidad que respira la cinta. El medio oeste americano lleno de vulgaridad, falta de recursos y necesidades. Seguro que a los americanos les gusta la cinta. Es más, estoy seguro que se ha convertido en un clásico de la cultura americana. No se me hizo larga pero por momento se acusa una falta de interés 

lunes, 29 de abril de 2024

§ 3.383. Colinas ardientes (Stuart Heisler, 1956)

 

Un western muy decente. Camina por la senda de los tópicos, pero se maneje bien, tiene intensidad y desahogo. Duración comedia y el indudable encanto de ver a Natalie Wood en pantalla, otra vez como india, el mismo año que Centauros del desierto, curiosidades de la industria. 
El chico es Tab Hunter, un ídolo juvenil que hizo buenas películas sin llegar a despuntar como gran estrella. 
La película se deja ver, tiene ritmo y es menos sensiblera de lo que parecía en la carátula. No es una historia de amor, es una historia de venganza, aderezada de una historia de amor contracultural: blanco e india. Da gusto ver a Claude Akins, da un juego de verdad, a la perfección. Tiene un aire a Ernest Borgnine, se parecen en el físico.
Ya he visto cosas de Heisler, probablemente las mejores que rodó: La llave de cristal (1942), El caballero del Oeste (1945), Tulsa, ciudad de lucha (1949), Dallas, ciudad fronteriza (1950) y Misión temeraria (1954).

domingo, 28 de abril de 2024

§ 3.382. Mujer sin pasado (Ronald Neame, 1964)

Tiene un formato clásico, tanto en la forma como en el fondo, en una cinta muy británica. Tanto en el lugar de desarrollo de la historia como en el tratamiento del espacio físico en el que se desarrolla: las casas, los coches, la ropa y el atrezo.
Es estimulante en el desarrollo, suave en las formas y con un cierto mensaje. Difícil de rodar y de plantear: pocos personajes, un espacio muy cerrado, una niña adolescente (las películas de niños no suelen gustarme) y un pasado que lucha por salir a la luz y, a la vez, por permanecer escondido, porque su revelación supondrá, sin más, la terminación del misterio y el empleo.
Me encanta Kerr, tiene un donaire y una apostura clásica, una sensualidad pausada y una feminidad rotunda.
La película tiene un propósito educativo en el sentido más amplio de la palabra. La niña es, verdaderamente, odiosa, insoportable, repulsiva, repugnante.
Solo son seis actores los que intervienen: Deborah Kerr, Hayley Mills, John Mills, Edith Evans, Felix Aylmer y Elizabeth Sellars.
Me ha gustado mucho, es suave, tierna pero dura a la vez, interesante.

§ 3.381. La llave secreta (Tinto Brass, 1983)

Drama erótico es el género de Brass. El vouyerismo, el erotismo visual, el sexo como una manifestación del poder. La Italia fascistas es e lugar elegido para esta nueva historia, que es siempre, más o menos la misma. Exposición temática pobre, a diferencia de otras historias suyas en las que la complejidad es mayor, decorados menos brillantes e incluso el erotismo está filmado con menos gracia.
Pretende que el erotismo funcione como catalizador de la historia, pero en este caso no lo consigue del todo. 
La actriz es Stefania Sandrelli, prestigiosa y muy conocida. Su marido es Frank Finlay, también un actor interesante y el chico es Franco Branciaroli, que ha trabajado en varias películas del director.
Se puede ver, pero ni es representativa del género, ni es la mejor de Brass.

sábado, 27 de abril de 2024

§ 3.380. El gran duelo (Lamont Johnson, 1970)

 

La idea es brillante, interesante y está bien narrada. Kirk Douglas
Johnny Cash son dos pistoleros entrados en años, desencantados con la vida y con necesidad de dinero. Y deciden solucionar dos problemas al mismo tiempo, descubrir quién es más rápido con el revolver y ganar algo de dinero de una vez. La solución es ingeniosa.
Me gusa mucho Kirk, naturalmente, pero Cash me ha sorprendido. Me ha gustado, le va bien el papel, no actúa mal y tiene garbo y presencia.
El tono ligero que marca el principio no parece ir demasiado acorde a lo que se espera de una película del oeste. Me gustan más los Western dramáticos, desgarradores, solemnes. Aunque va variando con el caminar de la cinta, no creo que consiga el tono adecuado.
El tratamiento del color es demasiado pálido, no parece el adecuado a la cinta. Y otra cosa que no acompaña bien a la cinta es la música. Aunque por momentos tiene composiciones que creo que pueden ser de Cash, en otros momentos es demasiado 'ligera'.
El guión es interesante, los diálogos están bien diseñados y las actuaciones no defraudas. Incluso el duelo interpretativo directo entre los dos protagonistas no desmerece en contra de Cash. Bien es cierto que es un papel casi para él. Pero me ha gustado verle.


§ 3.379. Dies irae (Carl Theodor Dreyer, 1943)

 

El sentimiento religioso inspira toda la obra de Dreyer. La culpa, los remordimientos, el pecado, la expiación. No es que sea una película oscura, porque no lo es. Es que es de temática cerrada, interior, del yo. Ortega y Gasset decía que la filosofía alemana era la filosofía del yo, mientras que la meridional era la del tú. Pues bien, esta es una película introspectiva, reflexiva, del yo, de la vida interior. Pero también lo es de la mentira, del encubrimiento, de la delación, de la religión y sus excesos. La brujería y sus insidias y sus maledicencias.
La preeminencia de la religión en la vida social y política. La hoguera como método de expiación.
El tratamiento de la luz es extraordinario, las sombras, las luces, los claros y la expresividad de los rostros es peculiar, propio, suyo, característico. Puedes ver un fotograma de Ordet, o de Gertrud y reconocer a Dreyer.
La noche oscura del alma retratada desde el prisma de uno de sus protagonistas. El estilismo tranquilo, neutro, pausado, sereno como vehículo para contar una historia cruenta, salvaje e inhumana.
Las películas de Dreyer son inolvidables. Hay que verlas con una cierta predisposición a contemplar una obra de arte, a disfrutar de un evento artístico. No se puede ver para entretenerse, hay que verla para aprender. Es un cine difícil, berroqueño, rocoso, pétreo, cerrado, introspectivo. 
Me ha encantado.

§ 3.378. Los ojos de la noche (Jesús Franco, 1970)

 

Algo hay que reconocerle a Jesús Franco, la capacidad de montar proyectos, películas, y lanzarlas al mercado. Le tengo fichadas 156 películas, seguramente tenga a su nombre algunas más. Ésta en concreto la montó en Liechtenstein, nacionalidad a la que pertenece. Pero además de en España ha rodado bajo bandera italiana, francesa, portuguesa, alemana, seguramente británica, etc.
¿La calidad? Bueno, cada uno tiene su cine, y seguro qeu hay aficionados que valoran mucho este tipo de obra, Serie B, destape, erotismo light, vampirismo, desviaciones sexuales, etc.  
Todo envuelto en un aire vaporoso en donde las piezas encajas a veces de manera un tanto forzada. Mujeres guapas, ligeras de ropa, que mantienen una relación sexual mantienen su vivencia por el dominio de una sobre la otra para que ésta última realice asesinatos por ella bajo una especie de coacción psíquica parecida a la hipnosis.
Su temática suele ser avanzada a su época, ésta es de 1970, y esto tiene un valor, claro. Pero, en general, aporta poco al cine. Sus cintas suelen ser repetitivas, por momentos obsesivas, siempre como vehículo de canalización de una exposición erótica que la mayoría de las veces no tiene sentido ni lugar. No es Tinto Brass, que sí rueda películas eróticas en donde los desnudos, las escenas de sexo y erotismo tienen un papel fundamental en la historia porque forman parte de ella. Aquí esos momentos están 'pagados' a la historia, podían ser intercambiables con otros películas sin problemas.
Mujeres pérfidas, malvadas, con evidentes frustraciones sexuales, que se empoderan mediante la maldad, el sexo y el crimen.
La verdad, no me parece nada edificante. 
Una más de Franco, que la verdad, no se salva de la quema. Habré visto unas 20 suyas, sólo dos las considero medianamente interesantes: Justine, y Cartas de amor de una monja portuguesa. Todas las demás son parecidas a ésta, baratas, incoherentes, recurrentes y obsesivas y con poca calidad. Supongo, sólo lo supongo lo tengo pruebas ni indicios, que conseguía que sus producciones no perdieran dinero, por eso rodó tanto.

§ 3.766. Los crímenes del Dr. Mabuse (Fritz Lang, 1960)

Segunda vez que la veo. La primera la vi hace más de diez años, en 2014, al comienzo de este blog. Es una buena forma de terminar su carrera...