miércoles, 2 de octubre de 2019

§ 1.706. La maldición del escorpión de jade (Woody Allen, 2001)

Interesante película, de un director que, en general, no me agrada demasiado. Pero he de reconocer que sus películas tienen un sello muy singular, muy propio, perfectamente reconocible.
Esta en concreto goza de una cierta frescura, algo que recuerda a sus mejores cintas, pasadas ya claro. Ha rodado, aproximadamente 54 películas, y he visto (tengo) 19. Esta es de las que más me gusta. Un metraje muy civilizado, 100 minutos, buen guión bien desarrollado, con una música de Jazz elegida por el propio director.
Actores estupendos: Woody Allen como el investigador privado de la agencia de seguros, Helen Hunt como la profesional moderna que va a revolucionar la gestión de la oficina de seguros y amante del jefe, Dan Aykroyd como el jefe, y la guapísima Charlize Theron haciendo de Verónica Lake, rubia platino alta y con un escote impresionante, y unas piernas de locura, pero algo más lista de lo que tópico dice...
Trama muy divertida, apoyada en los gag de siempre, los que funcionan. Años 40, compañía de seguros, investigador de la vieja escuela frente a chica moderna y muy competitiva, juego de magia que les hacer parecer enamorados y... cuando despiertan siguen sometidos al poder del mago, que les subyuga en su período de hipnosis.
El escorpión de jade le ordena robar joyas en determinadas casas... esconderlas. El malo es el mago, claro.
A partir de aquí la clásica comedia de situación, malentendidos, rumores, cuchicheos... y el descubrimiento de que el jefe se acuesta con la empleada.
Divertimiento, risas, comedia ligera difícilmente encuadraba en otro género que no sea el suyo. Sus películas son todas distintas, pero muy iguales en el fondo, con algo reconocible.
Me ha gustado.

martes, 1 de octubre de 2019

§ 1.705. La canción de Bernadette (Henry King, 1943)

Los temas bíblicos son muy difíciles de llevar al cine, más allá de los Peplum de romanos o similares, en donde prima la acción. Pretender como hace King mantener la atención durante 157 minutos está sólo al alcance de unos pocos, siempre maestros, como es el caso.
Narra la historia de Historia de Bernadette Soubirous, niña asmática y muy pobre a la que se le aparece la Virgen en Lourdes (Francia) en 1858.
El reparto es impresionante, Jennifer Jones Charles Bickford,  Vincent Price,  Anne Revere,  y Lee J. Cobb. Casi nada. Cualquiera de ellos, excepto Jones podría soportar una cinta de dos horas perfectamente. Es la primera aparición de Jones, la primera relevante, porque unos años anteriores había participado en una del Oeste sin gracia ni gloria.
Henry King es un mago. Rodea el metraje de una grandilocuencia y una intensidad maravillosa. Es difícil, porque no nos movemos con los cánones de las emociones típicamente cinematográficas: dolor, ira, venganza, sexo, amor, dolor... Pretende una emoción religiosa, trascendente. Y lo consigue, aunque se tiene que apoyar en el contexto y los personajes secundarios para montar la cinta. Si no sería imposible, impensable.
Ella sólo es capaz de ver a la Virgen María. Y nadie más, pero la sociedad no está para este tipo de apariciones. Incluso la jerarquía católica sospecha de que las apariciones sean un montaje. No estaban muy convencidos de su realidad ni la sociedad civil ni la eclesiástica.
La escena del manantial es sencillamente impresionante, de una emotividad dramática digna de admiración. El milagro de devolverle la vista al escultor también es muy emotiva, un milagro.
La novela en la que se basa la película es de Franz Werfe, un literato judía que escapando del horror nazi se refugia en Francia, en Lourdes y se promete escribir la historia de las apariciones, como agradecimiento a la ciudad que le cuido y, sobre todo, como testimonio de lo impresionado que le impactó la historia y cómo se vivía allí.

lunes, 30 de septiembre de 2019

§ 1.704. La muerte no tiene sexo (Massimo Dallamano, 1968)

Baratija obra más C que B. Una mezcla de erotismo barato, emocionalidad policial y malos que comercian con droga y se hacen muy ricos.
Pastiche de cine industrial para muy conformistas, que no es mi caso. Producto de la época en la que ya había terminado el gusto por las del oeste, las bélicas y el melodrama y se imponían otros gustos en el público, otras modas, otras historias. 
Protagonizada por John Mills (actor mediocre pero muy conocido que, la vedad, de policía de Nueva York sí pega), y Luciana Paluzzi (chica Bond de Operación Trueno), también de El tigre de Esnapur (de Lang), alguna de Vadim, El Griego de oro (J. Lee Thompson) que fue su ultima película..., luego casada con un magnate de la industria del cine. La lucha interpretativa entre ellos tiene su gracia, pero no aguanta la totalidad de la cinta.
Es infame película, totalmente prescindible, sin nada que aportar. Es una especie de Telefilm en donde el policía tiene unos inagotables celos por su mujer, guapísima mujer mucho más joven que él. Pero todo avanza sin gracia, sin mucha certidumbre, con un deslavazado fraccionamiento de las escenas quizá porque pretendía hacer una película más largo y luego la corto, o simplemente porque no es un buen director.
El guión no es precisamente el fuerte de la cinta. Pero sí es cierto que produce un efecto enigmático, una cierta atracción. Se puede ver, no es buena, pero tampoco es especialmente mala. Simplemente es mediocre.

domingo, 29 de septiembre de 2019

§ 1.703. Doctor M. (Claude Chabrol, 1990)


Ejercicio interesante de estética retro. Un Berlín futurista es sacudido por una oleada de suicidios. Un policía no cree que sean casuales, entiendo que hay algo detrás. Estética particular, no me ha agradado demasiado. Recuerda, al parecer al Dr. Mabuse, la de Lang de 1922, que no he visto.
Me parece pretenciosa, sin chispa, sin gracia. No me ha gustado.
En realidad Chabrol no me gusta. Sólo he visto otras dos suyas: Laberinto mortal (1978), y Los fantasmas del sombrerero (1982). Ambas prescindibles. Como esta, que es película porque tiene algo que ser, pero, la verdad, no me agrada nada. Nada de nada.
Es que no tiene nada. Un guión poco agradable, una interpretaciones nada extraordinarias, un relato poco edificante. No sé. No me ha gustado nada, nada de nada. Pretenciosa, larga, aburrida, convencional. Parece un telefilm, una película hecha para la televisión.
Una especie de secta es capaz de gobernar a las personas e incitarlas al suicidio. Me recuerda a Proyecto Manchuria (El mensajero del miedo, John Frankenheimer, 1962), aunque aquella era muy superior a esta, obviamente.

jueves, 26 de septiembre de 2019

§ 1.702. Los mejores años de nuestra vida (William Wyler, 1946)


Hay que saberse muy capaz para rodar este cinta en 1946. Pero es que estamos hablando de un auténtico monstruo del  cine, de un director superlativo, que está en el Olimpo de los más grandes. Insuperable. Es para llorar de lo bueno que es. Es una película perfecta, extraordinariamente bien rodada, con unas sutilidades maravillosas, dulces y eternas... Esto es el cine, en cine es esto.
Es valiente, sincera, honesta y real... como las dificultades que experimentaron los soldados al volver a casa. De todo tipo, físicas y emocionales. 
Obviamente son muy distintas, pero ambas duelen. Y lo que más duele es el olvido, el desprecio... Los remordimientos no existen para los soldados. Hicieron lo que les mandaron hacer. Seguramente no les gustaba, no querían hacerlo, pero tenían que hacerlo. Además, los que les desprecian deseaban que hicieran aquellos que hicieron, y ahí está la gran hipocresía, de la sociedad y de los políticos, que, por cierto, no aparecen.
Obviamente las perspectivas de recuperación son más fiables en aquellos que se encontraban mejor 'colocados' antes de la guerra. El banquero tiene más posibilidades de recuperar su vida que quien ha perdido las dos manos, o quien simplemente era un vendedor de helados. Pero la manera de sufrir no es muy diferente. Encontrar un trabajo  se convierte en una epopeya, en una dificultad difícilmente superable.
Dana Andrews tiene las dificultades mentales más severas, recuerda cosas de la guerra, y tiene sueños violentos. Esta casado con una muñequita guapísima (Mayo) que, obviamente, quiere vivir otra vida...
El banquero lo tiene mucho más fácil, aunque su empleo le perturba. Se encarga de conceder o denegar préstamos bancarios a excombatientes, y no lleva bien su labor.
El elenco de actores es insuperable. Dana Andrews,   mi actor favorito, un magnífico Fredric March, como hombre torturado por lo que pudo ser y no fue, con Myrna Loy haciendo de su mujer. Con Harold Russell, auténtico mutilado de guerra que hizo muy pocas películas pero por esta ganó un Oscar (en realidad dos, el de mejor actor secundario y otro honorífico por patrocinar énfasis y esperanza a los soldados. Con una Teresa Wright como hija del militar, y una Virginia Mayo como feme fatale.
Es perfecta. No sobra un minuto. 
Como director Wyler es insuperable.

martes, 24 de septiembre de 2019

§ 1.701. Tres anuncios a las afueras (Martin Mc Donagh, 2017)


Me ha parecido excelente. Sobre un guión aparentemente endeble, digo aparentemente endeble porque tienes más miga de la que parece, porque tiene una vuelta y otra, y otra. Y cuando parece que todo es sencillo se vuelve a complicar para, cada vez que hay una vuelta de tuerca, volver a centrar las cosas en su sencillez más neutra.
Cuando no tienes nada que perder eres capaz de cualquier cosa. Pero también cuando tienes cáncer y sabes que te vas a morir eres capaz de cualquier cosa.
Del director es la primera película que veo. Y, la verdad, me parece que le ha salido una película redonda, con una dirección magnífica, si entendemos como dirección la capacidad de montar imágenes sobre imágenes, enlazarlas a través de un guión con diálogos, silencios y música.
Muy capaz, habrá que seguirle en su carrera, en las nuevas propuestas que plantee.
La idea es brillante, y la exposición de los personajes y sus problemas, todos ellos al hilo de la problemática central, está perfectamente hilvanada.
El hombre corriente sometido a tensiones inabordable es capaz de cualquier cosa. Sobre todo con el pasado que se ve que ha tenido la protagonista. 
Tiene momento enternecedores, de gran emocionalidad. 
Frances McDormand es una actriz absolutamente magnífica. Le da una sobriedad y una intensidad el personaje que sólo una gran actriz es capaz de hacer. Muestra perfectamente la soledad que siente por todo: por la pérdida de la hija, el abandono del marido, el fracaso de la vida en general... El hijo de ella podría haberle dado más juego a la cinta, pero quizá a costa de no mostrar tan gráficamente la soledad de ella, y la desafección de la policía.
Otra actriz que quizá pudiera haberlo hecho muy bien es Hellen Mirren, aunque desde una perspectiva más elitista, menos rústicas, menos campestre.
Mención aparte merece Woody Harrelson, que lo borda. Después de años dedicados a "otras cosas", con películas poco recordadas, de mala calidad, mediocres, parece que 'vuelve'. Desde luego habrá que esperar si es una nueva flor de un día, pero yo si le recuerdo en buenas películas hace años, pero muchos años. Es duro pero es consciente que quizá sí podría haber hecho más cosas para averiguar quién asesinó a la hija de la protagonista. Sabe que se muera, y no quiere irse sin hacer algo más. Eso es precisamente lo que le conecta con lo que fue, con lo que nunca debería haber dejado de ser. Lástima que sólo intervenga una hora.
En resumen, un melodrama moderno revestido de fábula del medio oeste americano. Me ha parecido una obra de arte.

lunes, 23 de septiembre de 2019

§ 1.700. El intendente Sansho (Kenji Mizoguchi,1954)


Me ha parecido una película excelente. De una factura elegante y sobria, con planos muy abiertos que dejan que las circunstancias transcurran con naturalidad. El director pone la cámara y las cosas suceden, sin más, así de fácil. No parece que estés viendo una película, parece que lo que sucede en la vida es lo que ves en la pantalla. Hizo muchas películas y es considerado un maestro del lenguaje cinematográfico. No sé valorar tales grandilocuéncias, pero sí de apreciar si me emociona, gusta o entretiene. Y aunque es cierto que tanto la temática como la metodología me son extrañas y no me provocan especial simpatía, sí me motiva seguir viéndola y aprender nuevas cosas, nuevas perspectivas.
Tras el acercamiento a Kurosawa, que evidentemente es mucho más occidental que este director, me gustaría profundizar en directores orientales en general, y japoneses en particular. Éste, terminar con Kurosawa, y Ozú. Luego ya vendrán más cosas...
De una profundidad ideológica muy marcada, con un mensaje muy diáfano, todo transcurre como si fuera un cuento, de manera suave y muy inocentemente. Pero la fábula esconde un mensaje humanista y social. Todo está orientado hacia el desenlazo propicio a una epopeya homérica: imponerse al sistema y revertir la situación de desgracia en la que se encuentra el protagonista de manera injusta. Así, la consecución de su libertad no sólo es un fin del individuo, sino el reclamo de una justicia social, que más allá del egoísmo personal, de las vivencias propias pretende proyectar el yo en el nosotros. La inmolación, en su caso, para la consecución del objetivo es una mera posibilidad, una circunstancia que no tiene mayor importancia, y, por eso, el individuo es capaz de acometer su propio destino desdeñando peligros e incapacidades.
Director muy comprometido, al parecer, con la doctrina más social del marxismo ortodoxo. Muy interesado en el mundo de las prostitutas, tanto en esta cinta como en la anterior que vi suya del mismo año: La mujer crucificada.
La liberación de los esclavos es el motivo interior de la cinta, y la consecución de su objetivo el de la vida del protagonista, que vio como su familia -padre fallecido en la cárcel, mádre abandonada, hermana prostituida- caía en desgracia precisamente porque su padre siendo alcalde una ciudad trató bien a los esclavos y decretó la manumisión de todos ellos.
No sé nada de sus actores, absolutamente desconocidos para mi. En realidad más allá de Toshito Mifuné no conozco a ningún otro, ni actriz, ni actor.

§ 3.785. Un juego de muerte (Robert Wise, 1945)

Un extraordinario remake de una extraordinaria película: "El malvado Zaroff" ( Irving Pichel,  y Ernest B. Schoedsack, 1932). Y au...