martes, 28 de enero de 2025

§ 3.669. Los amigos del novio (Edward Burns, 2006)

Una de esas comedias gamberras con "pretensiones" de obra (algo) mayor. Pero no lo consigue. Es un mero producto de entretenimiento. Con mucho guión, del propio director, muchas estrellas menudas del Hollywood de principios de siglo y un color muy vivo que facilita el visionado. Pero no supera el umbral de lo mediocre. Un montón de líos entre amigos que hace años que no se tratan después de haber vivido una infancia conjunta llega de sueños e ilusiones.
Cansa un poco. No responde del todo a las expectativas que se habían forjado sobre ella.

§ 3.668. El evangelio según San Mateo (Pier Paolo Pasolini, 1964)

Siempre he escuchado, e incluso leído, que esta películas es una de las bíblicas más importantes. En una personalidad -director, actor, crítico, ensayista, dramaturgo, polemista, etc.- tan poliédrica y controvertida se han difícil de creer. Además de ateo y comunista, era profundamente combativo con las tradiciones, con el stratus quo, con la política como institución, y me atrevo a decir que incluso con la iglesia oficial.
Y, sin embargo, se desmarca con esta auténtica maravilla. Respetuosa, tradicional, sensible, delicada, fiel -al parecer, no he leído el evangelio y no puedo opinar con criterio propio, aunque me fío de las opiniones de los entendidos que así lo afirman- el texto bíblico y, desde luego, tremendamente vitalista, optimista, moralista y verdaderamente cristiana. 
Los episodios y circunstancias de la vida de Jesús están contados con sencillez, sin artificios, sin recurrir a técnicas complicadas, planos o encuadres artificiosos. Su regocijo en las caras, en los rostros, en la humanidad de los seres nos acerca a una historia personal, individual, de la persona de Jesús, no de su mensaje. No es exactamente así. El mensaje llega desde la humanidad de sus personajes y participantes del discurso.
La música es de Luis Bacalov, con pasajes de la Pasión Según San Mateo de Bach, naturalmente, siempre en los momentos estelares, los que marcan el comienzo de episodios trascendentes.  Aporta, además, algunos cantos de espirituales negros, música de iglesia claramente, que dotan a la parte musical de una intemporalidad misteriosa. No se hace raro oír un órgano de Bach y luego una (de mujer negra) voz salmodiando un canto. 
Mención aparte merece Enrique Irazoqui, el Jesús de la película. Esta era su primera película, y sin duda la más célebre. Sólo hizo cuarto más y un par de documentales. Supongo que no tenía interés por el cine. Él es Jesús. Punto. Es la imagen canónica de quien fue Jesús. Más pequeño, menudo y feo que la imagen idealizada que se representa de él en el arte tradicional.
Tremendamente respetuosa, no se le aprecia una sombre de crítica, una imagen que deteriore el mensaje de Jesús. Es un fiel retrato de la tradición bíblica. Al pie de la letra. Los milagros son incluso prestados como algo natural, normal, lo que la gracia de un ser divino hacía porque lo hacía. Sin más. Sin mérito.
Seguramente Pasolini quería creer y no pudo. O no tuvo la fe, o su razón no le llevó a la dicha de la fe, o sencillamente renegaba de ella por motivos diferentes a los espirituales. Probablemente su pulsión sexual le alejaba del discurso. Pero la cinta puede verse como un ensayo del propio director para querer creer.
Se suele decir que presenta el pasaje bíblico desde un punto de vista Marxista. No me lo ha parecido. Sencillamente, es que el mensaje de Jesús tiene muchas concomitancias con el mensaje que tradicionalmente se ha extraído de la teoría marxista. Pero únicamente cuando se lee a Marx desde el buenísimo bienintencionados. El Marxismo es, antes que otra cosa, un mensaje económico. Y aquí no hay nada de eso.
Cuando Jesús platica en la película no escatima aspectos característicos de la religión católica. Al fin y al cabo, Jesús era un revolucionario. Alguien que se levantó con otra el poder establecido. Todo un líder de la revolución, religiosa y piadosa en su caso, pero revolución al fin y al cabo.

lunes, 27 de enero de 2025

§ 3.667. Colapso (Irving Reis, 1946)

Un buen 'noir' poco conocido, con un Pat O`Brien tan bueno como siempre, al que acompaña Claire Trevor y otro gran actor: Herbert Marshall 
Arte, falsificaciones, intriga, dinero, engaño. Una buena trama que procede de un guión (a cargo de cuatro escritores que no me suenan de nada, Fredric Brown, John Paxton, Ben Bengal, y Ray Spencer) sobre una novela de  Fredric Brown titulada "Madman's Holiday".
Tiene ritmo, un blanco y negro que se ve muy bien, un buen sonido y unos substituíos que se leen muy bien en un color amarillo que destaca y no cansa el seguimiento de la historia, aspecto éste último cada vez más importante para mi, por mis problemas de vista.
Algo enrevesada la trama, que parte de alguna hipótesis no bien tratada, pero funciona como obra de entretenimiento.
Dura lo justo, pero la tengo por obra que no triunfó. No sé por qué, pero estoy convencido que aunque es un nori decente no tuvo éxito comercial. 
Reis tiene cosas interesantes, he visto suyo: La noche plena (1940), El Halcón inicia el vuelo (1942) y Todos eran mis hijos (1948).

domingo, 26 de enero de 2025

§ 3.666. La mansión de los muertos vivientes (Jesús Franco, 1982)

Cinta de zombies, tetas, lesbianismo soft y miedos encapsulados en el subconsciente personal. De esos que te atormentan toda la vida, de joven y de mayor, siempre.
Tengo la teoría de que Franco fue un gran cinéfilo. De esos que veían dos o res películas por día. Cinéfago, si queremos llamarlo así. Seguramente las dos cosas.
Viendo esta película no puedo dejar de acordarme de El resplandor (Stanley Kubrick, 1980), una de las del director británico que más me gustan. La idea no es que esté copiada, ni mucho menos, pero tiene grandes similitudes. Un hotel, la soledad como motor de la historia, personajes frágiles. Hay multitud de diferencias, por supuesto: aquello era un hotel de montaña, éste de playa, los protagonistas allí eran el encargado y su familia, aquí unos huéspedes, la fragilidad mental del cuidador del hotel era la amenaza, y siempre para su familia, siendo aquí externa y únicamente para las mujeres protagonistas. Pero tiene algo de inspiración en aquella.
Franco derrapa totalmente con la historia. Siempre cuenta lo mismo y siempre lo cuenta igual. Es de esos directores que no tiene gracia, pero sus películas se ven. No me gusta, pero las veo. Tiene un punto personal totalmente desinhibido, descocado, alocado, salvaje. Filma lo que le da la puñetera gana y consigue meter a espectadores en la sala de cine. No tiene ningún tipo de pretensión artística -como otros muchos, Ford mediante- y es plenamente consciente de que está realizando un producto de entretenimiento. Por eso se ven sus películas.
La cinta parece rodada en Canarias, porque aparece el árbol tan característico de las islas en varias tomas y la arena de la playa es de ese color negro volcánica tan característico. Además la estructura hotelera no parece de las clásica de la Costa del Sol.
Me gusta ver las películas de Franco, que no es exactamente lo mismo de que me gusten las películas de él. No están entre mis favoritas y, sin embargo, veo sus cintas. Tiene don. Tiene algo.
Lo singular es que los zombies aparecen cuando sopla el viento. Cualquier excusa nos sirve para montar una historia.
Los zombies son, es descarado, los de Ossorio, los de Armando de Ossorio. Esos zombies templarios que aparecen en determinadas circunstancias. Aquella construcción era más solvente, más sostenida, aquí parecen una anécdota. Además en las películas de Ossorio, que son tres o cuatro nada más (de esta trama) los ropajes estaban raídos y sucios, porque los protagonistas venían del medievo, y aquí están relativamente limpios. Pero la historia es parecida.

§ 3.665. Una libélula para cada muerto (León Klimovsky, 1975)

Una de las últimas de Klimovsky, un director verdadermente prolífico, más de cincuenta películas.
Un policía de una ciudad italiana, Milán o Roma seguramente, se enfrenta a un caso difícil, y con la ayuda de su mujer intenta cerrarle el círculo.
Bien narrada, muy de la época, con un Naschy en plan estelar. Firma el guión, y es el protagonista. Interesante, pero algo insustancial. 
La chica es Erika Blanc, una belleza de la época. Pelo largo y rojo, piel blanca, muy alta. 
La cinta se deja ver, tiene gracia y es entretenida. Si se aprecia en su valía y se pone en contexto -música psicodélica, trajes de campana y hombreras, etc.- entretiene. No tiene dos visionarios, pero divierte.

sábado, 25 de enero de 2025

§ 3.664. Yield to the Night (J. Lee Thompson, 1956)

34 película tengo de J. Lee. Un director irregular. A veces excelente, como en esta película, otras no tanto. A veces lo borda, otras, las últimas, simplemente se deja llevar. Supongo que las cuestiones alimenticias tienen mucho que ver con ese tipo de decisiones. 
Buena película. Un drama carcelario diferente, de mujeres. Hay algo de Quiero vivir (Robert Wise, 1958) que es dos años posterior. No sé si Wise vio la cinta y se le ocurrió la idea. Puede ser. Aquella es mejor película que ésta, no siendo ésta mala.
Es de las "buenas" de J. Lee. 
Diana Dors está espléndida. Sabe manejar el contraste entre la desesperación del amor no correspondido cuando está en libertad, y la pasividad resentida que manifiesta cuando está en prisión. Supongo que esperar a la muerte en el corredor final debe ser una situación emocional durísima, fuera de la humanidad que se le supone a la cárcel como mecanismos de redención de culpas e instrumento de castigo. No lo hace mal. No es Susan Hayward , pero no funciona mal. Ni mucho menos. Aporta, además, el glamour y el morbo del que carece la actriz norteamericana.
Rubia explosiva, curvilinea y (un poco) sofisticada que compitió en la primera liga de las hembras rotundas, sin llegar a abrirse un hueco excesivamente amplio. No he visto muchas cosas suyas, pero esta película será la que más recuerde suya.

viernes, 24 de enero de 2025

§ 3.663. Los impostores (Ridley Scott, 2003)

Me quedaban por ver dos de Scott, ésta, Legent de 1985, la nueva de Napoleón, y de Gladiator II, que es muy reciente. Todas las demás las tengo y las he visto, algunas varias veces. En realidad tres o cuatro varias veces.
Tras un comienzo fulgurante, con verdaderas obras de arte de todos los tiempos. 
Ésta es entretenida, se deja ver, pero está lejos de la buenas de Scott. Tiene su gracia, pero, como casi todas las cintas de este siglo, me parece muy larga. Con 90 minutos hubiera bastado. No sé muy bien cuál es la manía, y por qué, de alargar las películas más allá de los razonable. Supongo que una vez que tienes el material es difícil cortar, una vez rodadas las escenas no es fácil desechar material. 
La idea de someter a un ladrón neurótico a las desavenencias de la vida ordinaria es interesante. Un obsesivo del orden y de la limpieza que roba y estafa para ganarse la vida. Solitario y ordenado hasta la extenuación.
Intenta ser una especie de comedia, de las clásicas modernas que someten a personajes peculiares a las clásicas tensiones de las comedias de situación.
El resultado es desigual. Me ha gustado, pero con algo de esfuerzo. No me provoca la naturalidad de las películas que me gustan. Es cierto que la comedia no es mi género, pero hay que ver de todo. Además si no ves de todo lo que ocurre es que deja de gustarte lo que te gusta. 
La música de Frank Sinatra está muy bien escogida, suena perfecta y verdaderamente continua emocionando. Además murió el año de la película. Es de suponer que cuando se rodaba y montaba seguía vivo.

§ 3.878. Comando de asesinos (Julio Coll, 1966)

Inspirada evidentemente en las películas de 007, pretende darle a la trama la misma mezcla de comicidad y seriedad en ambientes veraniegos, ...