lunes, 18 de enero de 2021

§ 2.256. Tucker, un hombre y su sueño (Francis Ford Coppola, 1988)

    Tenía muchas ganas de volver a ver esta película. La vi en televisión hace muchos años, la vía a la mitad y siempre he querido verla entera. A metido camino, probablemente a medio camino entre las películas alimenticias y las auténticamente artísticas, se deja ver, es entretenida y funciona. 
        Es un biopic de un gran inversor y soñador Preston Tucker que desafió el monopolio de Detroit en la construcción de coches ideando un modelo realmente innovador, con grandes innovaciones en seguridad -vidrios inastillables, cinturones de seguridad, luces que giran con el volante para iluminar las curvas, etc- diseño, motores -traseros, de helicópteros- y estructura general. Pero los gigantes del automóvil no iban a permitir que ese choche tan bueno se construyese en serie. Lo consiguieron, sólo se fabricaron 50 y un prototipo. Al día de hoy quedan en perfecto estado 47, auténticos de colección y con precio de venta en subasta absolutamente estratosférica, más de un millón por coche. Se orquesta una investigación del Congreso contra Tucker y contra su fábrica, contra su coche. Acusado él y otras personas de todo tipo de delitos fueron finalmente absueltos, pero perdieron un tiempo y una energías preciosas. Luego se fue a Brasil para construir otro coche, pero enfermo regresó a EE.UU. y murió poco después de cáncer de pulmón.
 Un color precioso, un buen guión, y unos actores verdaderamente interesantes: Jeff Bridges está soberbio, Joan Allen es su mujer, y Martin Landau, verdaderamente soberbio en el papel de inversionista y asesor de la empresa. Los demás actores son: Frederic Forrest, Mako, Christian Slater como el hijo de Tucker, Lloyd Bridges como senador por Detroit, Elias Koteas, Nina Siemaszko, Jay O. Sanders, Dean Stockwell, y Sofia Coppola en el que probablemente fuese su primer papel.
    El guión es de Arnold Schulman, David Siedler, la música de Joe Jackson y la bellísima fotografía es de Vittorio Storaro.

§ 2.255. El sueño de Casandra (Woody Allen, 2007)

    Una película distinta de Woody. Una historia a medio camino entre el thiller y su costumbrismo clásico.
    Dos hermanos no especialmente afortunados en los negocios y en la vida compran un barquito para salir los fines de semana a navegar un poco. La llaman "El sueño de Casandra", el nombre de un perro que ganó una carrera cuyas apuestas iban 60 a 1. Es decir, que por cada euro aportado ganas 60, con 10 ganas 600, y por 100 ganas 6000.
    Uno de los hermanos conoce casualmente a una actriz de teatro normalita con la que empieza a intimar. El otro es un normal mecánico de coches enviciado con las cartas.
    Ambos necesitan dinero y se lo piden al tío Howard. Pero el tío tiene un problema, un trabajador puede revelar cosas sucias de su empresa, y necesita que le maten. Los sobrinos necesitan dinero, uno para satisfacer las deudas de juego, el otro para invertir en un negocio inmobiliario, y el tío necesita ver muerto al trabajador.
    El drama moral de los hermanos no está bien resuelto, ni tampoco el engaño del propio tío, que sabes que va a ocurrir, pero no puedes ni imaginar cómo no se dan cuenta los hermanos. Es evidente que quien tiene más problemas es el propio tío. El menos eso me parece a mi.
    Los actores son los que siguen: Ewan McGregor y Colin Farrell son los hermanos. El resto son: Tom Wilkinson como el tío Howard, Hayley Atwell como la actriz novia de uno de los hermanos, Sally Hawkins, Peter-Hugo Daly, John Benfield, Clare Higgins, Ashley Madekwe, y Andrew Howar.   
    La fotografía es espléndida, de Vilmos Zsigmond (que también ha sido director), el Guion es de Woody Allen y la música de Philip Glass.

domingo, 17 de enero de 2021

§ 2.254. El inocente (Brad Furman, 2011)

    Una de abogados. Listos y preparados. Ambiciosos y sin escrúpulos. Interesante planteamiento, un guión que se deja llevar, y dos actores con oficio y desarrollo: el que sirve para contraseña en un ordenador: Matthew McConaughey, que hace de abogado, y Marisa Tomei como fiscal ex-esposa del abogado con quien comparte una hija. El chico acusado es Ryan Philippe.
    El abogado es un competente penalista de cosas menores. Le llega, porque así lo solicita el acusado, un caso muy importante. Defender a un chico bien acusado de haber maltratado a una prostituta. Pero el abogado ve algo raro. Le recuerda a un caso anterior, en el que otro acusado fue condenado a prisión permanente por al crimen muy parecido en la forma de ejecutarlo: maltratar a la chica solo en el lado izquierdo de la cara y el cuerpo, como si la golpearon desde el lado izquierdo, como si fuera zurdo. Empieza a sospechar que el chico bien efectivamente sí ha sido quien maltrata a las chicas. Este tipo de giros a mitad de película no suelen funcionar, son demasiado rupturistas, haces que pierdas la concentración y la atención en los principal, en lo que da sentido a la película. No funciona. Hace que sea más larga, y, sobre todo, que puedas perderte por el camino. Pensar que un psicópata sexual quiere se incriminado para así salvarse e incriminar al propio abogado defensor es de una complejidad argumental que no está bien resuelta en la película. Ahora es el acusado quien tiene al abogado cogido en todos los sentidos. Sólo las excelentes películas consiguen mantener esos giros, y esta no lo es.
    Es un poco larga. Sobre metraje. Tiene intensidad, y no está mal, pero le sobran 20 minutos mínimo. La historia no da para más.

§ 2.253. Duelo a muerte en río rojo (Richard Thorpe, 1967)

    La última película de un director un tanto anodino, comercial, muy de estudio, sin grandes obras, sin obras geniales, pero que funciona. Un gran actor, un guión decente, y a rodar... luego se corta la película, se enlata en un formato que va de los 80 minutos si es mala y los 110 si es buena y se proyecta en cine, en sesiones dobles para que el público consuma cine comercial.
    Tengo doce películas suyas, de las 184 que dicen que rodó según Wikipedia. En filmaffinity dicen que rodó 92. La verdad es que editadas serán muchas menos, quizá no llegan en DVD a 50 ó 60.
    Una trama muy conocida, muy trillada. Un Shérif de un poblado abandonado del oeste pretende olvidar su vida de maleante alquilando su revolver para mantener el orden. Al pueblo llega un pistolero joven que pretende descubrir quién es más rápido, si él o el shérif. Obviamente el shérif tiene mucho que perder, además de su status, el amor de una mujer que regenta un local donde se bebe, se baila y se juega, y donde también hay chicas...
    El sherif es Glenn Ford, la chica es Angie Dickinson, y el pistolero recién llegado al pueblo es Chad Everett. El conocido Jack Elam hace, como siempre, de malo. 
No se explica en ningún momento cuál es la razón por la que el pistolero busca la bronca con el policía. 
    Glenn es un actor espléndido. Llena por completo la pantalla, en todos los papeles que le he visto: policía, vaquero, homicida, etc. Es el cine clásico, el de pistoleros, el de matones, el cine negro, el del Lang, el de Davis, el de Vidor. Dickinson constituye un canon de mujer bella y clásica. Guapa son estridencias, con estilo y personalidad.
    La última vez que la vi fue el jueves 5 de noviembre de 2015. 


§ 2.252. Breve encuentro (David Lean, 1945)

    La vi hace muchísimos años y me pareció una excelente película. Veinte años después no sólo me lo sigue pareciendo sino que creo que es mejor, una obra de arte.
        Un romance pasajero entre un medico, casado y con chicos, y una mujer también casada y también con hijos. Se encuentran en una estación del tren con ocasión de ir a trabajar. Él es médico, y ella va a la ciudad a realizar su compra semanal. Él es un idealista que estudia las infecciones de polvo en los pulmones, típicas de los mineros, que en la zona en la que vive hay en cantidad. 
    Lo singular de la cinta es el planteamiento: dos personas normales, en cualquier situaciones pueden enamorarse. No tienen que darse grandes circunstancias particulares, situaciones singulares o espectaculares escenarios. Simplemente las cosas suceden, sin culpa, sin preverlo, sin buscarlo. Suceden. Y ese es su misterio, que le puede pasar a cualquiera. Se ven cada jueves en la estación del tren, en donde se llegan los dos trenes de ambos desde diferentes lugares. Y así, de jueves a jueves se ven en la estación, esperan al final de la tarde en la ciudad -paseando, yendo al cine, etc.- a que salgan sus respectivos trenes hacia las ciudades dormitorios del alrededor de Londres en las que viven. Paseos, conversaciones, miradas, van construyendo una intimidad, una confianza, una intimidad propia y características del amor. Del amor adulto.
        Las voces en off de ella cuando viaja en el tren y reconstruyen no sólo momentos de su relación sino sus pensamientos es lo más destacable, lo más bonito. Los sentimientos de culpa se mezclan con el deseo de volver a verle, los remordimientos con la realidad.
        Tiene algo de aprovechar las últimas oportunidades, de vivir el último romance, de volver a sentir aquellos que conmueve y revuelve. Los humanos somos así. No valoramos tanto lo que tenemos como lo que deseamos.
    Celia Johnson y Trevor Howard forman la pareja, siendo los secundarios: Stanley Holloway, Joyce Carey, Cyril Raymond, Everley Gregg, y Valentine Dyall. El guión es de David Lean, Anthony Havelock-Allan, y Ronald Neame (luego director) sobre la obra de Noël Howard. La música es de Sergei Rachmaninoff.

§ 2.251. El bombardero heroico (Howard Hawks, 1943)

    Excelente cinta bélica con tintes propagandísticas de uno de los más grandes, Hawks. Prácticamente sin estrellas -contaba, eso sí, con Arthur Kennedy y John Garfield- construye una historia que sirve de correa de transmisión de los valores masculino: lealtad, fortaleza, entrega, aguante, hombría, etc.
    Hawks tiene su propio universo, como Ford. Aunque quizá menos reconocido y más discreto que él es característico y, hasta cierto punto, reconocible.
    Cada personaje tiene su propia historia, un modelo de afrontar la guerra y sus consecuencias. El que tiene un hijo en Manila, el piloto de Caza que es un héroe, el hijo de una leyenda de la aviación de combate, el cínico que quiero abandonar el ejército pero cuando se declaró la guerra cambia de perspectiva. Tantos tipos de hombres como en la vida real. Cada cual se identifica con uno, que no sólo tiene su rol en la cinta, sino que se comporta y actúa dentro de un código determinado.
    Cada hombre tiene que hacer aquello para lo que está capacitado. La sociedad se compone de un conjunto de hombres que no defraudan su propio código que son capaces, como un reloj, cada uno lo suyo.
    La forma de morir heroica del capitan y piloto del avión es absolutamente impresionante. Y la recuperación y arreglo del bombardero averiado también es notable.
    Me ha encantado la película, la historia, el desarrollo, el metraje, es una maravilla.

sábado, 16 de enero de 2021

§ 2.250. El mejor (Shana Feste, 2009)

    Mala traducción -"El más grande" (The Greatest, original), debería ser- del título original que confunde con la de Barry Levinson de 1984, que es una película extraordinaria, esta no tanto, aun no siendo mala.
    El duelo por la muerte de un hijo debe ser una de las cosas más difíciles de gestionar. Bien lo sé yo, no por mi mismo, gracias a Dios, sino por un amigo mí muy querido, JHH que perdió a un niño con 10 años. Chico al que conocía y trataba, J. Un niño precioso. No creo que haya dolor más grande.
    En el caso de esta película además de haber muerte ha dejado embarazada a su novia. Ella acude a casa de los padres del chico muerto para contárselo. Se produce una contradicción en los padres, entre el duelo necesario por el hijo muerto y el futuro advenimiento del recién nacido. La chica se instala en la casa familiar y todos, los padres y el hermano, viven el duelo a la que la esperaban por el futuro nacimiento. También se aprovecha para que los padres conozcan retrospectivamente a su hijo, sabiendo aspectos que ellos desconocían.
    Cuatro relaciones se implementan: los padres con la niña y su futuro hijo, los padres con el hermano vivo, la chica con sus recuerdos y la chica con los padres y hermanos del chico muerto. Emotiva cinta, profundas y reflexiva.
    Por otro lado la pareja de adultos, padres del chico muerto, están intentando superar una infidelidad de él con una compañera de trabajo.
    En algún momento pasa de ser una película reflexiva a ser lacrimógena. Pasa de ser una cinta en la que se aprovecha una circunstancia luctuosa para reflexionar sobre la vida y demás, a ser un auténtico dramón en donde lo esencial es provocar el lloro y el llanto. No llega a las cotas que pretende. Es interesante, sin más.
   Directora para mi desconocida, con sólo cinco películas, siendo ésta su debut. El reparto es de campanillas, al menos para la taquilla: Pierce Brosnan, y Susan Sarandon. Funcionan bien como pareja.