jueves, 23 de noviembre de 2017

SCOTT, Ridley. Prometheus (2012)


No entiendo muy bien qué quiere hacer Scott. Sinceramente, no fue ni sombra de quien fue. Un clarísimo Director candidato a ser un grandísimo director, uno de los grandes, con un inicio en su filmografía impresionante: Los Duellistas, Alien y Blade Runner... casi nada. Pero estos últimos años no son tan brillantes. Es más, se editan sus obras porque su nombre vende. 
No sé cómo se puede decir que esta película es una obra maestra. Sinceramente. Tiene cosas bonitas, claro. Las imágenes del comienzo son muy espectaculares, realmente no sabes si son reales o creadas por ordenador. Los actores, especialmente Fassbender, que le da un toque singular a su representación de un autómata. Pero el guión es muy intrigado, muy sinuoso. Tardas bastante en comprender el propósito de la misión, además si quiere ser una precuela de Alien debería haberse intrincado mejor con aquella. A veces no sabes qué quiere decir, para qué nos muestra a los hombres de ese planeta, y hay algunos aspectos que no se entienden, los recipientes que exudan un líquido y no sé sabe qué es, ni te lo puedes imaginar... Y luego el bichito, de dónde sale el bichito, es creado por esa civilización para hacerla llegar a la tierra para extinguirla, o se ha creado por generación espontánea.
El escaso de efectos especiales, de planos rapidísimos, de cambios de cámara, el despliegue de recurso técnicos es inmenso, pero el cine es otra cosa, a mi juicio. Es Barbara Stanwich conteniendo el aliento detrás de una puerta abierta que sostiene Fred Mc Murray cuando habla con su jefe sobre el soborno que se viene en Perdición.
A diferencia de la original de la que pretende inaugurar una saga ésa es monstruosamente apabullante en recursos, métodos, montaje, efectos especiales, pero le falta lo esencial...
No se puede ni comparar.

viernes, 17 de noviembre de 2017

NEGULESCO, Jean. Un grito en el pantano (1952)


No me ha gustado mucho. La peor película que he viso de Negulesco, para mi un grande, sin duda. Una trama muy inconsistente, un resultado previsible y más allá de una estética pantanosa, nada que destacar.
Película claramente de consumo: hacerla, exponerla, recaudar, hacer caja, y vuelta a empezar. La industria en estado puro.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

BERGMAN, Ingmar. Noche de circo (1953)


Todas las películas de Bergman son muy "visuales". La imagen, la escenografía, el atrezo, los complementos pesan mucho en su cine, más que el diálogo o el guión. La cámara, el encuadre, el rodaje se proyecta sobre la imagen, no sobre otros elementos. Es un cine que te tiene que gustar, pero cuando se visualizan determinadas películas no se olvidan. Cada una de ellas tiene un momento inolvidable, el juego de ajedrez en el Séptimo velo, la piedra sacrificar en El manantial de la doncella, o la escena en el mar y la recuperación de la mujer del payaso en esta.
Creo que se trabajan sobre estos elementos, como si fueran planteamientos oníricos sobre los que se edifica toda la película. Se construye desde esta premisa.
Lo que me quiere contar Bergman no lo acabo de comprender del todo. Tiene, como casi todo su cine, varias lecturas. La más propia, la más intuitiva es la que pretende mostrar la diferente forma de sentir el amor entre hombres y mujeres, tranquilidad y equilibrio frente a emotividad descontrolada y pasión sin freno...
Otras pueden ser: la pérdida de pujanza del hombre maduro, que ve cómo otro nuevo, el actor mediocre, se impone a él en la contienda amorosa, o simplemente, la pérdida de identidad de el trabajo del circo, que cada vez que pone una carpa tiene que volver a empezar su propia vida, que dura, una vez más, lo que dura su estancia en esa ciudad.
Es, en todo caso, una película interesante, aunque no tan buena como otras suyas.

martes, 14 de noviembre de 2017

LA CAVA, Gregory. La muchacha de la Quinta Avenida (1939)


Deliciosa comedia de situación. Con un innegable todo moralista, sobre todo por sus comentarios, nada velados, sobre el capitalismo, el servicio doméstico y el papel que juega la distribución de recursos en la sociedad.
Gingers Rogers está irreconocible para mi, no es la bailarina de aspecto atlético que vibraba en las películas musicales. Los demás actores son poco conocidos para mi. Muy bien Walter Connolly, que actúa magníficamente, de impresión.
La Cava es ese tipo de directores que nunca los colocas entre los mejores y, sin embargo, son eficaces, rinden, hacen muy bien su oficio, y al final tienen una cuantas buenas películas, unas cuantas que al final son muchas...
Me ha recordado algo a Lubischt, sobre todo en esos giños sobre el capitalismo, que me recuerdan a Ninotcha, que era preciosa.
Dura lo que dura, 84 minutos, más que suficiente para contar lo que tienes que contar.
Tengo que ver más películas de La Cava.

§ 3.908. Billy el niño (David Miller, 1941)

Otra versión más de uno de los mitos americanos de siempre. Una versión clásica, frente a la de  Sam Peckinpah de 1973 y a la de King Vidor ...