Nada comparable a "Milan, calibre 9" (1972), que es una verdadera maravilla, y de "Nuestro hombre en Milán" (1972). Es la última parte de la Trilogía de Milán.
Tiene buen argumento, con guión del Director. Pero no tiene ni la garra, ni los diálogos, ni el guión de las otras dos obras, que son mejores.
Determinados giros son muy ingenuos, casi infantiles. Los mafiosos no dan miedo, a veces dan hasta grima. Que la secuestrada sea una ninfómana no tienen un pase. Los diálogos son demasiado sencillos, poco estructurados. Los planes algo abracadabrantes, casi infantiles. La policía, tonta de solemnidad. Y me ha llamado mucho que intervenga Richard Conte, un actor que entra en la categoría de un grande verdad. Lo de Henry Silva es otra cosa. Por momentos está reflexivo, con esa cara marmórea, fría y ruda, pero no transmite las emociones correctas. Es frió, cuando tiene que ser sanguíneo y brutal.
Se deja ver, pero poco más. Lo mejor de Di Ley ya está visto.
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